El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

«Una advertencia a los celosos»: una ópera de sociedad de Manuel García

Un avvertimento ai gelosi / Una advertencia a los celosos, a partir de un libreto de Giuseppe Maria Foppa (1760-1845), es una ópera de salón en dos actos con música de Manuel García (Sevilla, 1775-París, 1832) que llega a nosotros en coproducción entre el Palacio de las Artes Reina Sofía de Valencia y el Festival de Ópera de Oviedo, con dirección escénica de Bárbara Lluch. La obra se representa por primera vez en España y se suma a las reposiciones llevadas a cabo recientemente con otras óperas de cámara de García, como Le cinesi en 2017, Il finto sordo en 2019 y I tre gobbi en 2021. Un avvertimento ai gelosi está escrita para una disposición de seis voces (una soprano, dos tenores, una mezzosoprano y dos barítonos) con acompañamiento de piano (que solía interpretar la propia Pauline Viardot, hija del compositor) a cargo en esta ocasión de Rubén Fernández Aguirre. Manuel García recurrió para los textos a Giuseppe Foppa, libretista especializado en ópera bufa y colaborador de algunos de los más significativos operistas del momento, como Rossini (L’inganno felice, La scala di seta, Il signor Bruschino y Sigismondo) o Spontini (Le metamorfosi di Pasquale) y que había publicado en 1804 esta farsa giocosa.

¿Pero quién es este «señor García» de nombre tan vulgar y desgraciadamente apenas recordado hoy día? Pues fue una de las figuras más influyentes de la música europea (se estableció sucesivamente en Madrid, París, Nápoles, Roma, Londres…) y americana (también dejó su impronta en Nueva York y México) del siglo XIX que tuvo a sus pies al mismísimo Gioachino Rossini (de quien interpretó el papel del Conde de Almaviva en el apoteósico estreno de El barbero de Sevilla…y cobrando por su actuación unos emolumentos del triple de cantidad que los del propio compositor), llegándose a afirmar que el propio García sugirió melodías españolas y ayudó al operista italiano a componer los recitativos de su más célebre e inmortal obra. Manuel García fue además un pionero en la defensa de los derechos de los actores, bailarines, cantantes y músicos, llegándose a granjear por ello el recelo de los principales teatros de la época. Y también fue reputado profesor (sus métodos y técnicas de canto se siguen estudiando hoy día), aclamado tenor, fecundo compositor de óperas y tonadillas escénicas, avispado empresario teatral y orgulloso progenitor de dos hijas que siguieron su carrera de cantante y que encandilaron a todo el público teatral de la época: María Malibrán (1808-1836), Pauline Viardot (1821-1910, que también hizo sus pinitos como compositora, con obras como la ópera de cámara Cendrillon (1904) y también de un destacado hijo: Manuel Patricio García (1805-1906, barítono que implantó el uso del laringoscopio para la pedagogía musical). 

La génesis de Un avvertimento ai gelosi se enmarca en la creación por parte de Manuel García del Cerce Musical de la rue Richelieu (o L’École García) de París  en 1822, concebido como un centro para la formación musical de sus alumnos de canto para los que el propio García compuso entre 1830 y 1832 cinco óperas de cámara (las cuatro mencionadas y L’ isola disabitata) como método de instrucción idóneo y eficaz para las prácticas de las asignaturas (técnica vocal, musicalidad y actuación escénica) a la manera de prueba de fin de estudios y que posteriormente se daban a conocer en restringidas y elitistas sesiones (por eso la partitura esta autografiada en su portada original como «Opera per soscieta») que se celebraban en privilegiados y cotizados salones de París. En ellos, como relata Teresa Radomski en las notas al programa, «García deslumbraba a los oyentes al tiempo que se acompañaba a la guitarra, cantando sus propias seguidillas. Fue así como García dio a conocer a lo más granado de la sociedad una cultura española exótica”.

A partir de entonces corrió como la pólvora por Europa su polo (soleá flamenca) Yo que soy contrabandista” proveniente de su ópera-monólogo El poeta calculista (1805), pieza citada en obras de autores del prestigio de Victor Hugo (Bug-Jargal, 1818)George Sand (Le Contrabandier, 1837) y Federico García Lorca (Mariana Pineda, 1925), que contribuyó poderosamente a propagar “lo español” a lo largo de la Europa de principios del siglo XIX por reunir esa canción todos los tópicos románticos habidos y por haber: folclorismo, exotismo, texto pasional, canto a la libertad individual, etc. Hasta tal punto que Franz Liszt, siempre raudo y dispuesto a empaparse de las músicas de moda que triunfaban en su época, compuso una de sus célebres y brillantes paráfrasis pianísticas, Rondeau fantastique sur un thême espagnol, ‘El Contrabandista‘ basándose en el tema de Manuel García. Cuentan que Héctor Berlioz la tarareaba a menudo. Y que las propias hijas de Manuel García, Malibrán y Viardot, incorporaron este aria cuando interpretaban la lección de canto de Rosina de El Barbero de Sevilla a modo de “morcilla”. Jacques Offenbach estrenó en 1869 Les brigands, una hilarante opereta que se desarrolla en Granada y cuya trama está trufada de bandoleros, carabineros y contrabandistas. Incluso, ya adentrados en el siglo XX, encontramos influencias del aria del contrabandista de Manuel García en El sombrero de tres picos (1919) de Manuel de Falla y en la ópera La Dueña (1947) del compositor tarraconense Roberto Gerhard.

El argumento trata de un celosísimo aldeano, Berto, que sospecha infundadamente de la infidelidad de su mujer, la coqueta y decidida Sandrina. Cuando el Conde Ripaverde, acude a visitar su propiedad, se siente atraído de inmediato por Sandrina, y lo mismo le sucede al pedante secretario del Conde, Fabio, otro moscón pegajoso. Para escarmentar a Berto por sus celos, Sandrina simula corresponder los favores de Ripaverde, lo que se traduce en celos adicionales de Ernesta, la prometida abandonada del Conde. La aldeana, con la ayuda del jardinero Menico, logra reconducir la situación rechazando al Conde Ripaverde y dando una lección a su celoso marido.

Musicalmente Un avvertimento ai gelosi muestra el dominio absoluto por parte de Manuel García de las técnicas de canto y de los recursos de los géneros operísticos, como no podía ser de otra manera estando compuesta la obra en la madurez de los últimos años de la vida del sevillano. Inevitablemente en la ópera se detectan influencias de otros compositores; de hecho Manuel García se caracterizaba por absorber los lenguajes musicales de su época, como los de Paisiello, Cimarosa y Mozart, autores todos ellos de quienes Manuel García interpretó numerosas obras durante su carrera de tenor. Aunque, como señala Radomski, «su fama duradera se consolidó fuera de España, las raíces de García se mantuvieron presentes en sus interpretaciones y en sus composiciones», como la música eclesiástica y el cante jondo de su tierra natal.

¿Reminiscencias españolas? En el dúo entre Sandrina y Fabio (“Io vi vidi v’ammirai” probablemente escrito por García ya que las estrofas no formaban parte del libreto original de Foppa), Radomski encuentra una animada danza de sabor español en compás de 3/4 en la que el piano imita el rasgueo de la guitarra. Pero lo que impera claramente a lo largo de los ochenta minutos de duración del único acto de que consta esta ópera es la influencia del todopoderoso Gioachino Rossini (1792-1868), dominador absoluto del teatro musical europeo en la primera mitad del siglo XIX, evidente en el cuarteto entre Sandrina, Ripaverde, Fabio y Berto (“Sappi che vivo amante”) en el que, mediante el contrapunto, los personajes expresan eficazmente su exasperación de forma separada, aunque simultáneamente. O el sexteto final en el que cada uno de los personajes exclama “Gira la mia testa! / “¡La cabeza me da vueltas!”, claro homenaje a uno de los momentos más hilarantes de El barbero de Sevilla: el cuarteto «La testa vi gira, ma zitto, Dottore. / La cabeza os da vueltas, / pero callad, doctor».

Sea en definitiva bienvenida la reposición, casi dos siglos después de su concepción, de esta deliciosa ópera de salón Un avvertimento ai gelosiSe lo merece con justicia como continuación de la apuesta que inició la Fundación March con Le cinesiIl finto sordo (probablemente la más conseguida de las óperas de sociedad de compositor sevillano) y I tre gobbi en temporadas pasadas y como consolidación de la necesaria labor de recuperación de otras muchas obras merecedoras de ser rescatadas del olvido del prolífico catálogo del sevillano Manuel García, una decisiva figura española de la interpretación musical y uno de los grandes demiurgos de la escena europea del siglo XIX que cualquier otro país aprovecharía con orgullo para reivindicar, promocionar y programar (y para reponer) no a cuentagotas, sino un día sí y otro también. 

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Bibliografía:

– Teresa Radomski: Claves de escucha de Un avvertimento ai gelosi. © Fundación March. Madrid, 2021.

– Rafael Valentín-Pastrana: ¡Qué jorobado es el poliamor! http://www.eltema8.com, 2021.

– Rafael Valentín-Pastrana: El arte de hacerse el sordohttp://www.eltema8.com, 2019.

– Rafael Valentín-Pastrana: Le cinesi, una cosa rara de Manuel Garcíahttp://www.eltema8.com, 2017.

Nota: Las imágenes incluidas en este post de la representación y ensayos de Un avvertimento ai gelosi / Una advertencia a los celosos son © Palacio de las Artes Reina Sofía de Valencia / Festival de Ópera de Oviedo / Miguel Lorenzo. Valencia, 2021.

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