El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

Milagro en Madrid: “El sobre verde” de Jacinto Guerrero

El sobre verde, “sainete con gotas de revista” en dos actos con música de Jacinto Guerrero (1895-1951) y libreto de Enrique Paradas (1884-1944) y Joaquín Jiménez (1887-1937) se estrenó con gran éxito en el Teatro Victoria de Barcelona el 22 de enero de 1927. En Madrid subió a la escena el 14 de marzo del mismo año en el Teatro Apolo. En 1934 Guerrero realizaría una revisión de El sobre verde, añadiendo nuevos números musicales para poner al día una obra que, a pesar del enorme éxito que obtuvo en el momento de su estreno, se había quedado algo desactualizada. Y es que Jacinto Guerrero siempre se movió con soltura en todo tipo de géneros líricos, consiguiendo en todos ellos el respaldo del público: zarzuelas, operetas, sainetes, revistas de variedades, humoradas, entremeses o vodeviles, algunos de ellos para ser programados en el Teatro Coliseum de su propiedad, uno de los rascacielos más vanguardistas de la época ubicado en la Gran Vía madrileña.

Guerrero, nacido en Ajofrín (Toledo, donde se alberga su legado personal), se había ganado la vida en su juventud acompañando al piano proyecciones de cine mudo en la capital de la provincia. Con el tiempo desarrollaría una notable carrera en el medio cinematográfico, con bandas sonoras como La canción del día (dirigida por G.B. Samuelson en 1930, primera producción española completamente hablada y sincronizada), Don Quintín el amargao (emblemática película de Filmófono producida por Luis Buñuel y dirigida en 1935 por Luis Marquina), Garbancito de La Mancha (José Mª Blay y Arturo Moreno, 1945, primer largometraje de animación realizado en España) o la que nos ocupa, El sobre verde, que llevó a la pantalla Rafael Gil en 1971 protagonizada por Tony Leblanc y Esperanza Roy.

El sobre verde (1927) se adscribe al «género frívolo», habitual en España durante los felices años veinte. En palabras de Álvaro Tato (que adapta el libreto original), se trata de una «comedia cabaretera, divertida y canalla con un tema que no ha perdido actualidad: el dinero». Pero no siempre había sido así: al inicio de la década, en julio de 1920, los mismos libretistas de El sobre verde, Enrique Paradas y Joaquín Jiménez, habían sido criticados por su «humorada cómico-lírica» Las corsarias, con música esta vez de Francisco Alonso (1887-1948), a propósito de sus representaciones en el Teatro-Circo de Variedades de Almería, que concitaron gran expectación tras su triunfal estreno en Madrid meses antes. En El Diario de Almería, el cronista llamaba la atención de las autoridades (Señor Gobernador: lo que ocurre en Variedades es intolerable, se titulaba el artículo dirigido al gobernador de Almería, a la sazón Luis Sanz Matamoros) por el contenido «color verde marcadísimo” del sainete y por sus «chistes de brocha gorda». Y parte de razón no le faltaba al escandalizado plumilla: el argumento giraba en torno a unos frailes secuestrados y subastados para ser adjudicados a un grupo de lascivas mujeres pirata y daba lugar a atrevidas escenas para lo que se estilaba en la época. A raíz de este alboroto, Las corsarias levantó ampollas en las siguientes capitales de provincia donde se fue representando y los teatros se vieron obligados a vigilar y censurar toda salida de tono en las tablas.

Volviendo a 1927, fecha del estreno de El sobre verde, el caso es que la verdadera renovación musical y literaria de esos años en España, por increíble que parezca y pese al relato que imponen las izquierdas, se debería reconocer que se alumbró durante el periodo de las dictaduras de los generales Miguel Primo de Rivera y Dámaso Berenguer (de 1923 a 1931), cuando se llevó a cabo una auténtica eclosión (algunos hablan de Edad de Plata) de las artes y la cultura españolas. Así, Jacinto Guerrero y los libretistas de El sobre verde aprovechan la libertad del momento y vuelven a tirar de frases con doble sentido y de clara connotación sexual: «Quiero llegar hasta el fin / siempre tocando el flautín / toma el cojín / y arma el follín» le canta Plutón a Proserpina; las organilleras presumen «de más vista y de más pulso / y nadie nos aventaja / dándole vueltas al manubrio» y el Premio Gordo relata que «Anoche una pobre chica / que casóse este verano / decía soñando a voces: / ¡Ya tengo el gordo en la mano!». La musicóloga María Palacios defiende la valiente idea de que los estudios que se llevaron a cabo durante la Transición ocultaron ese dato con el objetivo de mitificar, con claros objetivos políticos, todo lo que provenía de la II República. En esta misma línea se mueve la analista política Irene González para quien en la sociedad española, fruto de haber renunciado la derecha de modo incomprensible y suicida a librar la batalla cultural, “subyace la idea del unicornio de la santa izquierda, pues nada malo le puede ser atribuido” y en consecuencia nada bueno puede provenir de los periodos que enmarcan el antes y el después del segundo, y de nuevo fallido, experimento republicano. Y por eso el talento de esas épocas se sombrea.

Veinte años antes de la irrupción del neorrealismo, la obra de Guerrero, visionaria donde las haya, preludia las aportaciones del movimiento cinematográfico italiano: El sobre verde es una especie de Milagro en Milán (Vittorio de Sica, 1951) a la española, con personajes habituales del lumpen madrileño: mendigos, rateros, timadores y buscavidas varios dando sablazos a todo el que se mueve. El argumento del sainete gira en torno a un menesteroso, don Nicanor, que se saca unos cuartos haciendo la cola en la Casa de la Moneda donde se sortea la Lotería Nacional y vendiéndole su puesto a espectadores que no quieren esperar. Un hombre al que ha salvado en un accidente de tráfico, le entrega a Nicanor un sobre de esperanzador -y picante- color verde que contiene un billete -el capicúa 12.121 y que encima suma siete- con el que obtiene el premio gordo. Nicanor está decidido a fundar un albergue para alojar a todos los homeless de Madrid, pero hoy no, mañana: primero se dedica a viajar por el mundo, recalando finalmente en Nueva York a darse a todo tipo de lujos y placeres, por lo que es cuestión de tiempo que el nuevo rico acabe arruinado y tenga que volver a su antigua y triste vida. La historia tiene, lógicamente, su moraleja: a pesar de la tendencia del español a derrochar y beber (las perlas del autoasumido complejo de inferioridad español aparecen cuando uno menos se lo espera: la «leyenda negra» y la «fracasología», extendida por nuestras élites culturales, nunca descansan; más aún si el adaptador del libreto, especialmente en el segundo acto, introduce innecesarias morcillas relativas al atraso de España), primero hay que trabajar y ahorrar. Los nubarrones de la crisis del 29 ya acechaban premonitoriamente.

Como señala el musicólogo Mario Lerena, «Guerrero fue un hombre muy de su tiempo, que conocía perfectamente los gustos de su público y las modas del momento». Y en El sobre verde Guerrero demuestra el olfato que siempre tuvo, enlazando éxito tras éxito como si estuviera tocado por la diosa Fortuna: en este sainete-revista asistimos tanto a ritmos populares como el chotis, los couplets o las caleseras, como a ritmos importados, como el tango (no olvidemos que la visita a Madrid de Carlos Gardel en diciembre de 1923 había desatado en España el furor por el baile argentino), la samba brasileña, el charlestón (en el estreno madrileño en el Teatro Apolo se contrató a la artista de variedades Consuelo Reyes Castizo, alias «la Yankee«, para que bailara este número musical: su aparición en escena imitando a la célebre Josephine Baker causó sensación entre los espectadores), el fox-trot (de sorprendente parecido con uno de los más célebres temas que Kurt Weill compondría al año siguiente con Bertolt Brecht para Die Dreigroschenoper / La ópera de tres centavos), etc.

El sobre verde se enmarca dentro del encomiable Proyecto Zarza que lleva años desarrollando el Teatro de La Zarzuela, dando la oportunidad a jóvenes cantantes y actores aficionados, que algún día más pronto que tarde llegarán lejos, y destinado a un público mayoritariamente de jóvenes estudiantes. Al frente de la dirección musical se encuentra Cecilia Bercovich, que dirige con pulso a un sexteto de cuerdas (ella misma toca el violín) y maderas, con el refuerzo de piano y percusión, sacando de la formación una sonoridad cercana al mundo del cabaret que le va muy bien a la obra, especialmente a lo largo del segundo acto. La dirección artística y la coreografía, vistosa y eficaz, corren a cargo de Nuria Castejón, de la acertada iluminación, Juanjo Llorens, mientras que del variado vestuario (partiendo del suburbio, pasando por los personajes de un mundo de fantasía y desembocando en el lujo neoyorkino) se encarga Gabriela Salaverri. Los intérpretes cantan, actúan y bailan con la entrega y pasión propias de los primerizos y ello, aderezado con la pegadiza música de Jacinto Guerrero y la chispa de los textos de Paradas y Jiménez, hace que un público agradecido responda con entusiasmo y llenando todas las funciones de este milagroso Sobre verde.

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Bibliografía:

– Rafael Valentín-Pastrana: Un indiano en la Provenzahttp://www.eltema8.com, 2021.

– Mario Lerena: «Los gavilanes» y el sueño americano: una zarzuela entre dos mundos. Teatro de La Zarzuela, 2021.

– Irene González: República, mentiras y la santa izquierdahttp://www.vozpopuli.com, 2021.

– Tatiana Araéz: Jacinto Guerrero toma la palabra. Instituto Complutense de Ciencias Musicales. Madrid, 2019.

– Mauricio Rodríguez: Señor Gobernador: lo que ocurre en Variedades es intolerable. La Voz de Almería, 2017.

– María Palacios: La renovación musical en Madrid durante la Dictadura de Primo de Rivera: El Grupo de los Ocho (1923-1931). Sociedad Española de Musicología. Madrid, 2008.

Nota 1: Este post está dedicado a la memoria de mi abuelo paterno Miguel Valentín-Pastrana (1900-1962), primer concesionario de la marca de automóviles Citroën en España y que, como gran aficionado a la zarzuela, disfrutaría con el pasacalle del segundo acto de El sobre verde «Papá cómpreme usté un Citroën…».

Nota 2: Las imágenes de las representaciones y/o ensayos de El sobre verde incluidas en este post son © Teatro de La Zarzuela / Elena del Real / Javier del Real, 2022.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

e6e9b28c-c0b3-396e-9ffb-41ac573971ed