El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

El despertar de Brünnhilde o cómo Wotan cavó su propia tumba

Hace poco más de un año habíamos dejado en Die Walküre / La valquiria al dios Wotan dándole el beso del sueño eterno a su hija extramatrimonial Brünnhilde como castigo por su indisciplina (eso sí, arrullada por las violas y acunada por los violonchelos en la que quizá sea la más bella melodía creada por Wagner, «Der augen leuchtendes paar»: «En estos luminosos ojos / por última vez / me solazo hoy en ellos / y les doy el último beso de adiós») hasta que algún héroe digno de ella accediera a su lecho en lo alto de un risco rodeado por el fuego y la despertara. Un año después, ningún welsungo va a venir a despertarnos de esta pesadilla en la que llevamos inmersos desde que la pandemia y todo lo que ella conlleva asoló el planeta, pero ya estábamos deseando conocer qué iba a pasar en Siegfried / Sigfrido, la tercera jornada del ciclo del anillo, que el escenógrafo Robert Carsen nos vuelve a situar, como en los dos episodios anteriores que programó el Teatro Real también bajo la entregada dirección de Pablo Heras-Casado, en un mundo sucio, empobrecido y en decadencia, donde los personajes se mueven entre deshechos y basura.Sigfrid 1287xEn su Tetralogía Wagner, y quizá de ahí provenga parte de su éxito universal, bebió no sólo de las leyendas germanas. También hay en estas cuatro óperas ecos del ciclo artúrico (Siegmund es el elegido que, como Merlín, extrae de la roca la espada que le hará todopoderoso), de los cuentos clásicos europeos (el beso de Siegfried que despierta a Brünnhilde del sueño, cual Bella durmiente) u orientales (Mime -papel escrito por Wagner en homenaje a su padrastro, que era mimo teatral- y El caminante -que no es si no Wotan camuflado- se hacen recíprocamente tres preguntas y al que falle se le cortará la cabeza, como hacía la princesa Turandot con sus incautos pretendientes) y de la mitología griega (Siegfried bañado en la sangre del dragón, como Aquiles)…por eso esta magna obra, a camino entre un viaje iniciático (que incluye «matar al padre»…y casi al abuelo) y un cuento fantástico, funciona y ha perdurado e incluso mejorado con el paso del tiempo.

Wagner comenzó a esbozar Siegfried como germen de su epopeya en 1851, dejando completados los dos primeros actos en 1857. A partir de entonces el compositor arrincona la ópera y, mientras tanto, revisa la versión parisina de Tannhäuser (1861) y acomete Tristan und Isolde / Tristán e Isolda (1865) y Die Meistersinger von Nürnberg / Los maestros cantores de Núremberg (1868). En 1869 Wagner, ya con el gran bagaje de las obras maestras anteriores, retoma Sigfrido, del que también es libretista, y termina su orquestación en 1871, veinte años después de haber tenido su primera idea musical. La ópera se estrena por fin en el Festspielhaus de Bayreuth, dentro del ciclo completo de la Tetralogía, el 16 de agosto de 1876.

Sigfrid 0633xA pesar del parón y de todo el tiempo transcurrido en la gestación de Siegfried, la estructura de sus tres actos es modélica en su progresión dramática: en el primer acto asistimos, entre martillazos de yunque, a la forja de la espada Notung a cargo del joven welsungo a la vez que se nos resume lo acontecido en las dos jornadas anteriores del ciclo (han transcurrido cerca de veinte años desde que dejamos la acción de Die Walküre y conviene volver a familiarizarse con las relaciones tormentosas entre los nibelungos del Nibelheim, los gigantes del Riesenheim y los dioses del Walhalla); en el segundo, el protagonista obtiene el don de descifrar el canto del pájaro del bosque, que le transmite los secretos del yelmo de la invisibilidad y el del anillo del nibelungo con los que consigue recuperarlo matando al dragón Fafner y acto seguido a su padre adoptivo Mime; y en el tercero Sigfrido (cuyo agotador role interpreta el tenor Andreas Schager), tras enfrentarse a su abuelo Wotan, que le trata de impedir inútilmente que rompa el hechizo del sueño a Brünnhilde (papel de nuevo a cargo de Ricarda Merbeth, como en la anterior entrega madrileña del ciclo), encuentra el camino gracias otra vez al trino del pájaro para rescatarla con un beso que desemboca en un sublime idilio con la valquiria, en uno de esos mayúsculos dúos de Wagner (que el compositor convertiría en una célebre pieza para orquesta de cámara muy interpretada por separado en las salas de conciertos, Siegfried-Idyll / Idilio de Sigfrido, con motivo del nacimiento de su hijo, también de nombre Siegfried) en los que el tiempo queda suspendido durante media hora gloriosa, como el de los hermanos de sangre Siegmund y Sieglinde del primer acto de Die Walküre (también entre Brünnhilde y Siegfried subyace un amor incestuoso: son tía y sobrino) o el dúo del acto final entre los protagonistas de Tristán e Isolda. Aparte, y a estas alturas de la saga, Wagner encadena en Siegfried un leitmotiv con otro, de manera que lo que no nos narran los personajes de la ópera, lo discernimos gracias a que los espectadores ya estamos familiarizados con este personalísimo recurso ideado por el compositor bávaro y que ha ido perfeccionando según avanzaba el ciclo. Y que consiste en un tema o melodía que se emplea recurrentemente a lo largo de las cuatro óperas y que identifica a un personaje, un objeto, una situación o una emoción para una mayor facilidad en su reconocimiento y recuerdo por parte del oyente, y que el musicólogo Deryck Cooke, en su obra An introduction to Der Ring des Nibelungen, ha inventariado en ciento noventa y tres células motívicas muy gratificantes de identificar a lo largo de todo el Anillo, que abarcan desde los cantos de sirena de las ninfas del Rin, pasando por la espada o las voces de la naturaleza, hasta que se desencadene la caída definitiva de los dioses. Pero no adelantemos inmolaciones, decadencias y colapsos: eso lo disfrutaremos en la próxima temporada con Götterdämmerung / El crepúsculo de los dioses, que completará esta apasionante Tetralogía wagneriana que, en palabras del musicólogo José Luis Téllez, constituye «la más grande epopeya operística jamás abordada por compositor alguno».

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Videobibliografía:

– José Luis Téllez: Siegfried. Teatro Real. Madrid, 2021.

– Joan Matabosch: Hacer las paces con la naturaleza. Teatro Real. Madrid, 2021.

– Chris Walton: Siegfried, ese chaval fornido de pubertad efervescente. Teatro Real. Madrid, 2021.

– Rafael Valentín-Pastrana: El grito de la Rysanek. http://www.eltema8.com, 2020.

– Rafael Valentín-Pastrana: ¡Maldito anillo! http://www.eltema8.com, 2019.

– András Batta/Sigrid Neef: Ópera. Könemann Verlagsgesellschaft mbH. Colonia, 1999.

– Ángel-Fernando Mayo: La ópera alemana. Salvat S.A. de Ediciones. Pamplona, 1984.

http://kareol.es/obras/sigfrido/sigfrido.htm

Nota: Las imágenes incluidas en este post de la representación y ensayos de Siegfried / Sigfrido son © Teatro Real / Javier del Real. Madrid, 2021.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información

Esta entrada fue publicada en febrero 12, 2021 por en Música y etiquetada con , , .

e6e9b28c-c0b3-396e-9ffb-41ac573971ed