El Tema 8

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El marxismo en la música del siglo XX: Hanns Eisler y Silvestre Revueltas

El Departamento de Música de la Fundación March acomete este mes de febrero un fascinante ciclo de cuatro conciertos bajo el título de Disímiles vidas paralelas, en el que, a la manera de las Vidas paralelas de Plutarco, se confrontan cuatro parejas de compositores que coincidieron en el tiempo y/o en el espacio y entre los que se dieron divergencias pero también convergencias. El segundo y magnifico concierto reunió en un modélico programa obras del alemán Hanns Eisler (1898-1962) y del mexicano Silvestre Revueltas (1899-1940) interpretadas por la agrupación belga de cámara Oxalys.

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¿Y qué es lo que les une a estos dos compositores tan aparentemente distintos que nacieron con un solo año de diferencia? Pues su activismo y militancia en el comunismo. A lo largo del siglo XX estos dos músicos estuvieron involucrados en algunos de los acontecimientos sociales e históricos más ideologizados de la pasada centuria: la participación de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española, el exilio de Alemania huyendo del nazismo, el señalamiento durante la Caza de Brujas en la meca del cine, la construcción de la esperanzadora República Democrática Alemana y su posterior conversión en un régimen de espionaje, purgas y represión, etc. y colaboraron con varios artistas todos comprometidos con la causa del marxismo-leninismo: los cineastas Joris Ivens y Joseph Losey, los dramaturgos Bertolt Brecht y John Steinbeck, los poetas Rafael Alberti, Pablo Neruda, Octavio Paz…

BeFunky Collage.pngSilvestre Revueltas se enfrentó, en lo musical, al dominador hasta entonces del panorama músical mexicano: su compatriota Carlos Chávez (1899-1978), más adscrito a la música clásica nacionalista de aquel país. Revueltas decide marchar a estudiar y trabajar a los Estados Unidos, lejos de la en exceso academicista y conservadora vida musical azteca de la época. En el país vecino Revueltas se va haciendo una voz propia, adoptando un estilo musical que bebe en sus raíces mexicanas e indígenas (su primitivismo a la manera ancestral le emparenta con otros titanes de la música del continente americano: el estadounidense Aaron Copland y el argentino Alberto Ginastera) pero a la vez abierto a las influencias del jazz y de las corrientes vanguardista que llegaban de la Europa del momento, como se puede apreciar en sus primeras obras destacadas, BatikCuauhnáhuac y Ocho por radio, para conjunto de cámara. Revueltas afirmaría que «ponerse a hacer sonatas o sinfonías, todas dentro del mismo armazón formal, ya no tiene sentido».

Y en lo ideológico Revueltas, militante del Partido Comunista Mexicano, participa en 1937 en una misión cultural a la España en guerra, formando parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Durante este viaje, aparte de comprometerse con la causa republicana, dirigió conciertos orquestales en Valencia y Barcelona. A su vuelta de España, se acentúa el distanciamiento personal y profesional con Chávez, llegándose a crear en México dos corrientes artísticas antagónicas: los chavistas y los revueltistas. Quizá influyera en ello el tono condescendiente de la carta que Chávez dirigió a Revueltas aconsejándole a propósito de la obra que le dio a conocer: «A Batik cámbiale el nombre. Es una cosa tan bien con un nombre tan mal».

Afectado por la barbarie cainita española y por el asesinato de su admirado Federico García Lorca, Revueltas, refugiado en el alcohol, cae en una progresiva depresión, que se advierte en el tono pesimista presente en las obras que compondrá desde entonces hasta su temprana muerte, en 1940, tras una bronconeumonía y sin poder terminar su ambicioso ballet La Coronela: su propio Homenaje a Federico García Lorca, su aclamada Sensemayá o las bandas sonoras para largometrajes mexicanos como La noche de los mayas, Los de abajo o La aldea olvidada, que dejó inconclusa y que tuvo que ser completada, cosas de lo paralelo de las vidas, por Hanns Eisler precisamente.

A Hanns Eisler, que desde 1925 simpatizaba con el Partido Comunista Alemán, se le llegó a apodar «el Karl Marx de la música» y tuvo que huír, junto a otros escritores, pintores, músicos o dramaturgos, de la Alemania nazi. Eisler había visitado España durante los primeros meses de 1937 formando parte de las Brigadas Internacionales. Imbuído del ambiente bélico y revolucionario, el compositor alemán escribió, a partir de textos de José Herrera, himnos que pasaron a formar parte del cancionero bélico del bando frentepopulista, como la Marcha del Quinto Regimiento o el No pasarán... Canciones que el propio Revueltas, en otro mágico disímil paralelo, había escuchado mientras visitó España durante la contienda civil: «En este momento pasan por la calle grupos de pequeñas de cuatro a ocho años cantando cantos revolucionarios. Van alegres y bulliciosas y gritan con sus vocecillas hasta desgañitarse: «con el quinto, quinto, quinto, con el quinto regimiento»…».

Igual que su colega Kurt Weill (1900-1950), Eisler, tras deambular cinco años por Europa huyendo de Hitler, fue acogido en 1938 como refugiado en Estados Unidos, donde inició una prometedora carrera en el mundo del cine componiendo bandas sonoras para largometrajes de Clifford Odets o Fritz Lang (la muy notable Hangmen also die/Los verdugos también mueren, con guión de su íntimo colaborador de su época alemana Bertolt Brecht). Sin embargo su nombre se terminó incluyendo en las listas negras de Hollywood tras la psicosis anti-comunista promovida a partir de 1947 por el senador Joseph McCarthy con su cruzada del Comité de Actividades Antiamericanas para investigar y depurar a agentes y simpatizantes comunistas y soviéticos infiltrados en las instituciones norteamericanas. Así que en 1949 fue deportado a su tierra natal, que ya por aquel entonces era una república popular satélite de la Unión Soviética. Allí, pese a entrar con buen pie y recibir el encargo de componer el himno de la nueva RDA (Resucitado de las ruinas / Auferstanden aus Ruinen, muy presente en la memoria de todos los espectadores de los acontecimientos olímpicos de los años 70 y 80 donde esta música sonaba con frecuencia debido a la continua presencia en el podio de los deportistas de ese país), pronto volvió a estar bajo sospecha por no adscribirse lo suficientemente a los postulados del realismo socialista que venían impuestos desde la URSS, teniendo de nuevo que pasar por comités políticos para comprobar su adhesión al régimen y siendo marginado por las autoridades culturales de la Alemania del Este.

Al igual que Silvestre Revueltas, Hanns Eisler fue un compositor que se movió con frecuencia en el mundo de las bandas sonoras cinematográficas. Así una de las obras más interpretadas de Eisler, en su versión para orquesta de cámara, es Catorce maneras de describir la lluvia/Vierzehn Arten den Regen zu beschreiben, Op.70 para ilustrar musicalmente el corto documental de Joris Ivens (1898-1989, consagrado documentalista de izquierdas, director de piezas como Miseria al Borinage, sobre la explotación y vida mísera de los mineros, Tierra de España, sobre la Guerra Civil, o La canción de los ríos, largo-documental que conmemoraba el 10º aniversario de la Federación Mundial de Sindicatos Obreros y en el que también colaboraron Dmitri Shostakovich en la banda sonora y Bertolt Brecht en los textos). En esta obra, Eisler (que tras Alban Berg y Anton Webern puede ser considerado el tercer discípulo de Arnold Schoenberg) emplea la técnica dodecafónica que instauró su maestro y compatriota y a quien la obra está dedicada.

En definitiva, este exceso de compromiso ideológico y político les acarreó a estos dos magníficos compositores importantes problemas y disgustos a lo largo de sus carreras desarrolladas durante las más convulsas décadas de la historia reciente. Pero sean bienvenidos Hanns Eisler y Silvestre Revueltas al panteón de los titanes de la composición del siglo XX. 

 

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Bibliografía

– José Luis Téllez: Divergencias democráticas. Más allá de Río Grande. Fundación Juan March. Madrid, 2019.

– Rafael Valentín-Pastrana: Los titanes de la composición del siglo XX (18): Kurt Weill. http://www.eltema8.com, 2016.

– Juan Lucas: El universo musical de Bertolt Brecht. Fundación Juan March. Madrid, 2016.

– Rafael Valentín-Pastrana: Los titanes de la composición del siglo XX (13, 14 y 15): Los tres Halffter. http://www.eltema8.com, 2015.

– Rafael Valentín-Pastrana: Las treinta y cuatro bandas sonoras de Dmitri Shostakovich. http://www.eltema8.com, 2014.

Nota 1: Estos posts, dedicados a Hanns Eisler y Silvestre Revueltas, constituyen los números 28 y 29 de la serie dedicada a Los titanes de la composición en el siglo XX.

Nota 2: Las imágenes del concierto incluidas en este post, que tuvo lugar en el auditorio de la Fundación March de Madrid el 13 de febrero de 2019, son © Dolores Iglesias / Fundación Juan March. 2019.

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