Yo te querré es la nueva producción para la temporada 2022-23 del Proyecto Zarza, que lleva siete años desarrollando el Teatro de La Zarzuela, dando la oportunidad a estudiantes de canto y actores aficionados adaptando obras del repertorio lírico español a las modas actuales y destinado a un público mayoritariamente joven para tratar de atraerlo. Su slogan es “zarzuela hecha por jóvenes para jóvenes”. La temporada pasada se programó El sobre verde de Jacinto Guerrero, respetando el texto y la música original, salvo algunas concesiones a los tiempos actuales. Y el éxito fue grande. Pero en esta ocasión se recurre a una fórmula (ya experimentada en anteriores ediciones) más libre y más discutible, en la que piezas sueltas de obras líricas preexistentes se ensamblan en torno a un incomprensible y anodino argumento totalmente nuevo centrado esta vez en las manidas vicisitudes de una guionista y un director que trabajan para un montaje teatral. Y así para Yo te querré se ha recurrido a fragmentos musicales de distintas obras líricas del maestro granadino Francisco Alonso (1887-1948): Las corsarias (1919), Las Leandras (1931), Las de Villadiego (1939), Luna de miel en El Cairo (1943), La cautiva (1944), Tres días para quererte (1945) y A La Habana me voy (1948), en torno a los cuales Lola Blasco ha escrito un nuevo libreto con el título de Yo te querré, extraído de un dúo perteneciente a la comedia musical ¡24 horas mintiendo!, que Alonso había estrenado con gran éxito en 1947 (ese año, el maestro Alonso llegó a tener simultáneamente cinco obras en cartel) con libreto de Francisco Ramos de Castro (uno de los libretistas de La del manojo de rosas, de Pablo Sorozábal) y Joaquín Gasa.
Francisco Alonso (que tocó todos los géneros: el sainete, el vodevil, la opereta, la humorada, la revista, la comedia musical, la zarzuela chica y grande, la banda sonora para el cine…) había sido uno de los pioneros de la moda del «género frívolo», habitual en España durante los felices años veinte, con su «humorada cómico-lírica» Las corsarias, que había provocado en julio de 1920 un gran revuelo a propósito de sus representaciones en el Teatro-Circo de Variedades de Almería, que habían concitado gran expectación tras su triunfal estreno en Madrid meses antes. En El Diario de Almería, el cronista llamaba la atención de las autoridades (Señor Gobernador: lo que ocurre en Variedades es intolerable, se titulaba el artículo dirigido al gobernador de Almería, a la sazón Luis Sanz Matamoros) por el contenido «color verde marcadísimo” del sainete y por sus «chistes de brocha gorda». Y parte de razón no le faltaba al escandalizado plumilla: el argumento giraba en torno a unos frailes secuestrados y subastados para ser adjudicados a un grupo de mujeres pirata y daba lugar a atrevidas escenas para lo que se estilaba en la época. A raíz de este alboroto, Las corsarias levantó ampollas en las siguientes capitales de provincia donde se fue representando y los teatros se vieron obligados a vigilar y censurar toda salida de tono en las tablas.
El teatro frívolo de los años veinte tuvo a Alonso como uno de sus máximos exponentes: Las castigadoras (1927), Las cariñosas (1928), El ceñidor de Diana (1929), Las guapas (1930), que confirman que durante el periodo de las dictaduras de los generales Miguel Primo de Rivera y Dámaso Berenguer (1923-1931) se desarrolló en España un periodo de gran libertad creativa en todas las ramas artísticas, que merecería una revisión alejada de los habituales y sectarios tópicos sobre esta época. En la década siguiente siguió la apertura con la llamada «ola verde», que Francisco Alonso cultivó con triunfos como los de Las Leandras (1931), Las de los ojos en blanco (1934), Mujeres de fuego (1935) o Las tocas (1936) donde, como señala Celsa Alonso, «los cantables procuraban omitir los chistes políticos y sexuales, aunque podían ser insinuantes, con simpáticos juegos de palabras (…) La comedia musical ofrecía evasión, diversión, trivialidad y mucho ritmo, con números modernos (bajo la influencia del swing), exóticos (rumba, samba, conga, entre otros), de moda (marchiña portuguesa) y latinos (tango, boleros de ascendencia cubana o mexicana, corrido, ranchera, danzón y son). Como ocurriera antes de la guerra, músicas castizas (pasodobles, chotis y bulerías), europeas (java, vals, fados, bailes apaches, marchas y desfiles), latinoamericanos y jazzísticos convivían sin problemas». Con la muerte de Francisco Alonso en 1948, el teatro lírico español sufrió un duro golpe, que se venía apuntando desde principios de la década (José Serrano fallecería en 1941, Pablo Luna en 1942, Jacinto Guerrero lo haría en 1951), quedando a partir de entonces huérfano de sus más aclamados representantes que habían sabido conectar con el público de la época y revitalizar el género. Vacío que terminó siendo decisivo para la definitiva decadencia del género.
De la dirección musical se encarga con pulso merecedor de mejor causa Lucía Marín, que comanda un pequeño pero entusiasta grupo de cámara de corte cabaretero. La dirección artística está encomendada a José Luis Arellano y la escenografía a Pablo Menor. La coreografía corre a cargo de Nuria Castejón y de la iluminación se ocupa Juanjo Llorens, mientras que del vestuario se ocupa Ikerne Jiménez. Los intérpretes cantan, actúan y bailan con la entrega y pasión propias de los primerizos para tratar de que el público joven y menos joven que se acerca a Yo te querré (quién sabe si será el último Proyecto Zarza, tras el anuncio de que su valedor, Daniel Bianco, dejará la dirección del Teatro de La Zarzuela la temporada que viene) no dé cabezadas por el aburrimiento y el tedio, a pesar de la pegadiza música de Francisco Alonso y la chispa de los textos de las canciones originales. Se recurre para el popurrí a algunos de los hit-parades del maestro granadino como la marcha «Banderita, tú eres roja» (al menos, en esta ocasión, la puesta en escena no es tan sectaria e ideologizada como en una anterior edición, cuando en «Amores en Zarza» se demonizaba a unos figurantes ataviándoles, a la moda pija, con jersey rosa y cinturón con la bandera de España y haciéndoles arrojabar octavillas contra los inmigrantes al ritmo de la canción) o al pasodoble «Por la calle de Alcalá», pero el batiburrillo y la confusión es tal que los asistentes reaccionan con frialdad al desbarajuste. Cómo quieres que te quiera si, como dice el personaje del director teatral en un momento de la función, “¡Esto es horrible!”.
Rafael Valentín-Pastrana
Bibliografía:
– Rafael Valentín-Pastrana: Milagro en Madrid: «El sobre verde» de Jacinto Guerrero. http://www.eltema8.com, 2022.
– Rafael Valentín-Pastrana: Mussolini en Chamberí: zarzuela y lucha de clases. http://www.eltema8.com, 2020.
– Celsa Alonso: «¡24 horas mintiendo!» o de cómo el amor nos da el valor de la verdad. Teatro de La Zarzuela, 2018.
– Mauricio Rodríguez: Señor Gobernador: lo que ocurre en Variedades es intolerable. La Voz de Almería, 2017.
– http://www.maestroalonso.com
Nota 1: Este post, dedicado a Francisco Alonso, constituye el número 62 de la serie sobre Los titanes de la composición en el siglo XX.
Nota 2: Las imágenes de las representaciones y/o ensayos de Yo te querré incluidas en este post son © Teatro de La Zarzuela / Elena del Real / Javier del Real, 2023.