El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

Chueca, Valverde y la matraca medioambiental

Los compositores Federico Chueca (1846-1908) y Joaquín Valverde (1846-1910), junto al libretista Ricardo de la Vega (1839-1910), habían sido los artífices de la irrupción del “Género Chico” en 1880 con La canción de la Lola, la primera obra escrita ex profeso para este españolísimo formato. Proveniente del “teatro por horas”, este peculiar género nació de una estrategia que unos avispados actores-empresarios (Luján, Riquelme y Vallés) habían ideado para optimizar la taquilla del Teatro del Recreo, dividiéndola entre cuatro funciones para que el público pudiera acudir a una, a dos, a tres o a todas dependiendo de su tiempo y economía («¡A real la pieza!» era el reclamo) en vez de pagar una entrada única de cuatro reales para asistir a una obra de duración más larga. El 1 de marzo de 1889, esta vez en el madrileño Teatro Apolo, Chueca, Valverde y De la Vega repiten la fórmula y estrenan, con enorme éxito, la revista en un acto y cuatro cuadros El año pasado por agua.

El nombre de Joaquín Valverde, padre de otro compositor de éxito (su hijo Quinito destacó en el «Género Ínfimo» que, a partir de los años diez del siglo XX, arrebató el trono al «Género Chico») y hermano de una popularísima actriz (La Valverde) de finales del mil ochocientos, parece que fuera el segundo apellido de Federico Chueca. Sin embargo Valverde no es una coletilla que cuelga detrás de Chueca, sino un músico dotado de un gran dominio de la armonía y la orquestación (fue alumno de Emilio Arrieta), lo cual era el complemento perfecto para la inspiración melódica y rítmica de Federico Chueca, músico autodidacta que no había pasado por el conservatorio. No hay que perder de vista que de ambos quedó impresionado el mismísimo Friedrich Nietzsche (1844-1900) durante una estancia en Madrid durante 1886: «…Una importante ampliación del concepto opereta: opereta española. He oído dos veces La Gran Vía, una calle de Madrid. Algo que no es en absoluto susceptible de importación. Para ello hay que ser un granuja y un terrible individuo de instinto, y además solemne. Un terceto de tres solemnes gigantescos canallas, es lo más fuerte que he oído y visto, incluso como música, genial, imposible de clasificar… El argumento mismo sólo puede concebirlo un granuja redomado, mil cosas que causan el efecto de juegos de manos, tan repentinamente aparece la canaille. Cuatro o cinco minutos de música que hay que oír… La bella Helena de Offenbach escuchada inmediatamente después palideció tristemente… Dura una hora exacta…«. Y, efectivamente, Nietzsche tenía razón: la Jota de los Ratas, que es el fragmento al que se refería el autor de la Teoría del Superhombre, se repitió hasta en cinco ocasiones en la noche del estreno y es una de esas deliciosas piezas sin parangón en el género lírico mundial y que justifica que sea necesario promover y conseguir la declaración de la zarzuela como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

El año pasado por agua es la nueva producción para la temporada 2023-24 del Proyecto Zarza, desarrollado desde hace ocho años por el Teatro de La Zarzuela y con el que se da la alternativa a estudiantes de canto y actores aficionados adaptando obras del repertorio lírico español a las modas actuales y destinado a captar a un público neófito. Con resultados discutibles: hace dos temporadas se triunfó con El sobre verde de Jacinto Guerrero, gracias a respetar, salvo algunas concesiones a los tiempos actuales, el texto y la música originales. Pero la temporada pasada se recurrió con Yo te querré a una fórmula (ya experimentada en anteriores ediciones) más libre y de resultado más cuestionable, en la que piezas sueltas de obras líricas preexistentes de Francisco Alonso se ensamblaban sin ton ni son en torno a un incomprensible y anodino argumento totalmente nuevo centrado en las vicisitudes de una guionista y un director que preparan un montaje teatral.

Y este año se recurre a una fórmula mixta con El año pasado por agua, respetando todos los números musicales originales y a la vez dejando que Enrique Viana, bastante ducho en estas lides, adapte los textos de Ricardo de la Vega a una historia contemporánea en los prolegómenos de las campanadas de fin de año en la Puerta del Sol. La adaptación no chirría demasiado y hasta parece que Viana se ríe de los apóstoles de las catástrofes climáticas, pero la temática primitiva (un año, 1888, de cuantiosas precipitaciones pluviales) termina viniendo al pelo para soltar, con la excusa de imprimirle a la zarzuela una mirada actual, las soflamas medioambientales de rigor (el número final es precedido por un discurso digno de Manual del Ecologista Coñazo en el que uno de los personajes nos avisa de que el peligro ya no está sólo en el exceso de lluvias y aguas, que es de lo que al fin y al cabo trata El año pasado por agua, sino en un totum revolutum en el que se nos anuncian sequías, terremotos, efectos invernaderos, destrucciones de la capa de ozono, calentamientos de los océanos…) con que gobierno, instituciones y medios de comunicación (y de transporte: justo estos días las pantallas interiores de los autobuses de la EMT nos informan a los usuarios que, al parecer, acabamos de sufrir “El enero más cálido de la historia de España”) nos bombardean por tierra, mar y aire desde hace años alertándonos de lo que puede llegar si no cumplimos los objetivos de desarrollo sostenible marcados/impuestos por la Agenda 2030. Con los diez números cantables, afortunadamente, no nos pueden concienciar los comisarios ideológicos: ahí siguen los textos originales de Ricardo de la Vega con todo su ingenio, frescura e inmediatez: referencias a modas y personajes famosos del momento («¿Su nombre? / Julio Ruiz / ¿El actriz? / ¡El actor!»), citas a recientes zarzuelas de éxito (La bruja de Ruperto Chapí, del año 1887), diálogos insinuantes («Va usté a sacarme un ojo / si se acerca / con la punta /… del paraguas») y picantes («¡Ay! ¡Ay! ¡Mire usté qué pié! / ¡Ay! Si se sube un poquito más / ¡Ay, enfermito se pone usted! / ¡Ay! ¡Ay! Y también de acá»), a salvo de que los adaptadores y registas los destrocen.

Musicalmente El año pasado por agua trata de continuar el gran éxito de la pareja Chueca y Valverde: La Gran Vía, revista cómica-lírica y fantástico-callejera en un acto de 1886 y, por momentos, lo consigue: la Menegilda, tras haber ascendido socialmente sisando, canta una sensual habanera (como en La Gran Vía cantaba un tango), Neptuno se arranca con un vals (deudor del célebre Caballero de Gracia me llaman) y hasta tres policías, que parecen más bien los tres rateros que embelesaron a Nietzsche, entonan un trío canalla. La reducida orquesta (más bien un grupo de jazz, que quizá no sea lo mas ideal para plasmar el gracejo de Chueca y Valverde) la dirige Lara Diloy, con alguna buena idea como la de incorporar el acordeón para acompañar el zorcico «Ay nena de mi alma», mientras que de la dirección de escena y de la escenografía, bastante lucida, se encarga Marta Eguilior. En cuanto a los entusiastas y entregados intérpretes, en esta ocasión destacaron especialmente Nuria Pérez (Menegilda) por su pequeña pero muy bien colocada voz acompañada de un apreciable saber estar sobre la escena, Soraya Méncid (La sequía) por su vis cómica y un interesante registro de mezzo y Marcelo Solís (Neptuno) por su buena dicción y adecuado empleo de la lo tonos medios de barítono.

En 2023 se aproximó a Madrid una borrasca (la Dana: Depresión Aislada de Niveles Altos) y nos saltó en el teléfono móvil una estruendosa sirena a riesgo de que nos diera un infarto, alertándonos de que no saliéramos de casa, por nuestro bien (como, por nuestra salud, unos años atrás nos tuvimos que quedar encerrados… pero sólo de 22:00 a 07:00), eso sí. En 1888 caían chuzos de punta y, con choteo madrileño, se componía la deliciosa zarzuela El año pasado por agua y nadie adoctrinaba ni amenazaba a nuestros antepasados con la llegada, si no eran buenos, del apocalipsis climático. Qué tiempos aquellos y qué suerte tenían nuestros bisabuelos.

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Este post está dedicado a la memoria de mi querida tía abuela y madrina María Pepa Fernández Merina, quien me introdujo en el mundo de la música clásica y a quien primero escuché hablar de El año pasado por agua y canturrear el dúo-mazurca de los paraguas: «Hágame usté el favor de oírme dos palabras».

Bibliografía:

– Rafael Valentín-Pastrana: Si el maestro Alonso levantara la cabeza… www.eltema8.com, 2023.

– Rafael Valentín-Pastrana: Milagro en Madrid: «El sobre verde» de Jacinto Guerrerowww.eltema8.com, 2022.

– Rafael Valentín-Pastrana: Cuando Zemlinsky bailó el «Tango de la Menegilda». www.eltema8.com, 2015.

– Enrique Mejías: Homenaje a Joaquín Valverde Durán en el centenario de su muerte. Madrid, Centro Cultural Nicolás Salmerón. Madrid, 11 de Marzo de 2010.

– Friedrich Nietzsche: Correspondencia. Aguilar Maior. Madrid, 1989.

– Antonio Barrera: Crónicas del “Género Chico” y de un Madrid divertido. Editorial El Avapiés. Madrid, 1983.

https://atodazarzuela.blogspot.com/2013/07/el-ano-pasado-por-agua-cantables.html

Nota 1: Este post, dedicado a Federico Chueca y Joaquín Valverde, constituyen los números 69 y 70 de la serie sobre Los titanes de la composición en el siglo XX.

Nota 2: Las imágenes incluidas en este post de los ensayos y/o funciones de El año pasado por agua son © Teatro de La Zarzuela / Elena del Real. Madrid, 2024.

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