El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

Repertorio de vituperios anticholistas y catálogo de tropelías contra el Atleti durante la temporada 2021-22

En algún momento del verano entre la temporada 20-21, en la que el Atlético de Madrid se proclamó campeón de Liga, y la siguiente 21-22 se debió cocinar el plan. La máquina de difamar se empezó a engrasar. Los mercenarios recibieron entonces las correspondientes instrucciones de la superioridad y afilaron sus guadañas. Y un largo y tortuoso campo de minas para la siguiente Liga se comenzó a sembrar para el campeón. Dos Ligas seguidas eran demasiadas: esto no se podía volver a consentir. El lema de «Contra todo y contra todos» de la campaña pasada, se ha quedado corto para ésta y a la vacuna contra la cholofobia se le pasó el efecto. Vayamos paso a paso con el inventario de desmanes perpetrado contra el club colchonero una temporada después de la Undécima.

Al campeón se le hace pasillo… menos cuando sea el Atleti

Qué mejor ocasión para manifestarle los respetos al campeón de la Liga 2020-21, al ganarla en la última jornada, era en el partido que abría la campaña siguiente, en el feudo del Celta de Vigo. Pero no hubo pasillo, no se sabe muy bien porqué ya que no consta especial animadversión del equipo celtiña hacia el Atlético. Sí se lo hizo a la jornada siguiente el Elche en el partido que se jugó en el estadio Metropolitano. Se argumentó que eso lo más lógico: que un equipo visitante lo hiciera en el feudo del vigente campeón y no en su campo, con lo que ello podría suponer de reproche por su afición. Como veremos más adelante, esto daría mucho juego cuando, quedando cuatro jornadas para la conclusión de la Liga, el título fue matemáticamente conseguido por el vecino de la capital y entonces sí pareció que era una obligación que el equipo local humillara a su afición haciendo el pasillo a su máximo rival. Ya metidos en el partido en tierras gallegas, y para empezar, el Atleti se llevó la primera en la frente: el árbitro José Luis Munuera Montero mostró cinco tarjetas amarillas y una roja a jugadores colchoneros, pitó un absurdo penalti por manos de Llorente que venían rebotadas de otras manos previas de Aspas y alargó el juego hasta el minuto 100′. Parafraseando una máxima que se aplica a otro equipo español, el árbitro debió indicarle por el pinganillo al del cartelón: «Hasta que marque el Celta»

…»Hasta que marque el Atleti»

Las tornas se cambiaron la siguiente salida fuera del Metropolitano. Un extra motivado Español, para no perder la costumbre cuando se enfrenta al Atlético, parecía que llevaba el partido hacia el empate hasta que Lemar, en el 99′, logró desnivelar el resultado a favor del campeón, que alcanzaba tras cuatro jornadas, el co-liderato. Entonces sí salieron las huestes nocturnas a quejarse de las ayudas arbitrales («Hasta que marque el Atleti»… ¡qué chiste!) por un alargue que, cuando en Vigo fue el mismo pero en aquella ocasión contra los colchoneros, no les mereció ninguna objeción. Sí sirvió este partido para detectar una inquietante tendencia con sólo cuatro jornadas disputadas: el trencilla Juan Martínez Munuera continuó con la campaña iniciada por su tocayo en aquel primer partido: esta vez el reparto de cartulinas fue de una para los barceloneses y cuatro para los madrileños. En el anterior partido Atlético-Villarreal, Soto Grado había mostrado cinco amarillas a los locales y dos a los visitantes. Y en el posterior, contra el Athletic, dos amarillas para los visitantes y cuatro para el equipo madrileño más una cartulina roja para João Félix. La jornada siguiente, cinco para el Atleti y tres para el Getafe…

El patrón estaba ya claramente establecido desde las primeras jornadas de la competición: acribillar al campeón a tarjetas (y muchas por protestas, con las que los árbitros suelen ser más permisivos cuando los jugadores visten otra camiseta) ya fuera local o visitante y, la primera, siempre para el Atleti y lo más pronto posible para intimidar a los colchoneros y condicionar el partido. Pero aún así y pese a los palos en las ruedas, el campeón, transcurridas seis jornadas de Liga y acabando septiembre, la comandaba con un punto de diferencia sobre sus perseguidores.

Hay que atar en corto al campeón

Entre finales de octubre y principios de noviembre dos pésimos arbitrajes dieron al traste con dos victorias que estaban encarriladas en los campos del Levante y el Valencia. Los artífices fueron respectivamente Pablo González Fuertes y Guillermo Cuadra Fernández. En el partido del Ciudad de Valencia, el árbitro señaló un penalti tres minutos después de producirse una mano irrelevante en el área rojiblanca que no protestaron ni los contrarios y que el árbitro de campo no había considerado punible. Pero Xavier Estrada Fernández, al mando del VAR, decidió reclamar su minuto de gloria y liarla en el minuto 89′, cuando el Atlético vencía en uno de sus campos malditos 1-2. En el partido de Mestalla, el Atleti iba ganando 1-3 en el minuto 90′. Una jugada de contraataque colchonero en solitario, que podría haber supuesto el cuarto gol rojiblanco, fue cortada en flagrante falta (que se pitaría en cualquier caso si el que hubiera conducido el balón no hubiera sido Kondogbia… pongamos, por ejemplo, Modric) que dio lugar a que el Valencia redujera la ventaja y posteriormente la igualara. Dos mazazos debidos a dos decisiones sibilinas que le arrebataron al vigente campeón cuatro puntos que le lastraron posibilidades de seguir en cabeza en el primer tramo de la competición. Cómo sería la cosa que Alfredo Relaño, un periodista de inocultable tendencia hacia lo blanco, escribiría el 2 de noviembre (o sea entre los dos partidos en tierras levantinas) en el diario As: «…más feo sería admitir lo que a veces oigo: que entre los árbitros cunde la comidilla de que Simeone presiona mucho e incita a hacer lo propio a sus jugadores, y que conviene atarlos en corto». Y ahí quedó la cosa. Alucinante. E increíble que el club no tomara cartas en el asunto porque el daño ya estaba hecho y el margen de error, con un tercio de Liga ya consumido, era mínimo. Para una vez que un periodista destapaba una campaña contra el Atlético de Madrid…

Los jugadores del Atleti juegan donde quieren… y los lesiona Simeone

Ya sabemos de la tendencia de ciertos jugadores atléticos a lesionarse ellos solos, pero esta temporada se han roto todos los moldes: Herrera (6 partidos ligueros en el dique seco), Vrsaljko (7), Kongdobia (9), Llorente (10), Giménez (10), Savić (11), João Félix (14) o Lemar (¡19, una manga entera de la competición!) han sido carne de cañón de la enfermería, con frecuentes -incluso misteriosas por lo inexplicable- recaídas óseas o musculares. Pero además, en la temporada que nos ocupa, varios jugadores de Simeone que estaban destacando por su buena racha o buen estado de forma sufrieron lesiones de larga duración, pero no por mala suerte ni entrenando o calentando, sino por acciones temerarias de los contrarios. Pero por norma general, un tupido velo se extiende cuando se lesiona un jugador colchonero por entrada de un rival durante los partidos: parece que no hay culpables ni responsables. La cosa cambia cuando los jugadores lesionados son de clubs protegidos por los medios: entonces afloran los culpables con nombres y apellidos. Y si son del Atlético, se publica su ficha policial. Sin ir más lejos, contra Ujfalusi y Filipe Luis se desató no hace mucho una campaña feroz por entradas a Messi que no le supusieron ni una semana de baja al argentino.

(AP Photo/Bernat Armangue)

Estas son algunas de las víctimas y estos los responsables con sus desmedidas entradas: Antoine Griezmann (el madridista Dani Carvajal se libró incluso de la tarjeta amarilla, pero el francés se pasó once partidos en el dique seco), Matheus Cunha (el jugador Óscar Duarte, del Levante, se marchó de rositas tras la entrada, pero el brasileño estuvo dos meses de baja) o Daniel Wass (del que nunca más se supo desde que el día de su debut en el Camp Nou, el 6 de febrero de 2022, una entrada brutal de Ferrán Torres –«un involuntario resbalón» del barcelonista, según la prensa- le apartó tres meses del equipo). Merece la pena detenerse en el caso del jugador danés. Esto escribió un miserable juntaletras de ABC, sin atreverse a firmar la noticia, dejando caer de manera indecente que fue Simeone el que empeoró la lesión de Wass al forzarle a volver al campo cojeando: «Después de que Wass recibiera la entrada de Ferrán Torres y mientras era atendido por las asistencias rojiblancas en la banda, Simeone gritaba y acudía corriendo hasta el jugador para instarle a levantarse para continuar el partido ante el Barcelona». Ya el colmo de la ignominia: los jugadores del Atleti han pasado de lesionarse solos a que los lesione el Cholo.

¡Gol (… o empieza el partido o descanso o segunda parte o final del partido) en Canillejas!

Un experto en estadística que analiza datos en un programa deportivo de radio acostumbra a desplazar al Atleti fuera de Madrid cuando juega en su campo, ubicándole en un barrio del noreste de la capital, Canillejas, aunque también podría colocarle en San Blas, en Las Musas o en Las Rosas. De esta manera, al club colchonero (al que además siempre se refiere como «el Atlético», sin el correspondiente «de Madrid») se le exilia de la capital de España, para situarle como equipo del extrarradio o de un barrio de las afueras. Como el Móstoles o el Fuenlabrada. Con ello el especialista de los números queda retratado en que sólo quiere que haya un único equipo de Madrid: el que cuando se refiere a él lo llama «el Madrid» (para una conversación de forofos en una barra de bar, tiene un pase; pero en los medios deportivos se debería hablar con más propiedad… por lo menos la misma que exigen al que dice “el Bilbao”), sin que conste que exista un equipo masculino con ese nombre.

El juego de las portadas selectivas

Del 10 al 17 de marzo tres equipos españoles (Real Madrid, Atlético de Madrid y Villarreal) jugaban la ronda de vuelta de los cruces de octavos de final de Champions League. Los tres tenían eliminatorias difíciles y partidos decisivos complicados. Los tres representaban al fútbol español por igual y los tres lograron la hazaña de clasificarse para cuartos de final. Pues averigüen la gesta de cuál de los tres fue la única que mereció portada en un periódico de tirada nacional (uno que fue en su día periódico serio y formal, hoy entregado como todos los demás al nacionalmadridismo y a la Agenda 2030), siendo los tres equipos españoles y los tres jugándose los cuartos. Ya saben: la auto atribuída mística, que hacen creer que sólo se manifiesta hacia un lado. Pista: el día 10 de marzo en España había la misma crisis de transporte y en el panorama internacional el mismo conflicto bélico en el este de Europa que los días 16 y 17 de marzo. ¡Los de blanco: premio!

Del United desde chiquitito y tiro al Cholo

Es ilustrativo detenerse en esta eliminatoria de octavos de final de Copa de Europa. Como vimos en las portadas (bueno, sólo en una…) el Real Madrid se enfrentaba al Paris Saint-Germain (ahí también había corazones partidos: la afición madridista saltó de alegría cuando Mbappé les marcó gol… hasta que la estrella decidió dejar de enviar guiños para renovar tres años por el club francés), el Villarreal jugaba contra la Juventus y el Atleti contra el Manchester United. Difíciles rivales para los tres representantes españoles… aunque pareciera que de España sólo participaba uno. Sin entrar a valorar el ninguneo hacia el equipo castellonense (que cada palo aguante su vela… si bien es evidente que a los de amarillo pocos palos les dan, como a los otros dos equipos bendecidos este año por esta prensa tan dada a elogiar al último que llega y que han vuelto a quedar, una temporada más, por detrás del Atlético de Madrid: el Betis y la Real Sociedad), el trato mostrado por los medios de comunicación españoles hacia el Atlético de Madrid desde que se conoció el rival que le había tocado fue vergonzoso. Porque tiene delito que se posicionen de manera indisimulada en favor del equipo de Manchester porque en él milite un jugador que hace cuatro años jugaba en el Real Madrid. Reproduciremos algunos de los lamentables titulares:

«Atleti, un monstruo viene a verte. Cristiano amenaza el sueño de los de Simeone» (Pedro Antolinos. OK Diario).

«Cristiano Ronaldo avisa al Atlético con un Hat-Trick y un partido sobrehumano» (Irati Prat. Marca).

«Cristiano mete miedo al Atlético» (Xavier Heras. Diario AS).

«Manchester United-Atlético de Madrid. El mejor Cristiano y la defensa más débil» (Domingo García. La Razón).

«Cristiano Ronaldo marca triplete al Tottenham y mete miedo al Atlético en Champions League. En tres días, Cristiano recibirá a la segunda víctima favorita de su carrera, con los cuchillos a punto» (Agencia EFE).

En definitiva, media España iba con el Manchester United. En parte «gracias» a lo que se rumió en las tertulias deportivas de radios y televisiones por parte de periodistas (?) que apostaban por un paseo militar de los ingleses y que confundían sus deseos con la realidad exhibiendo sus filias y sus fobias. Tertulias en las que se pasó de largo, tras consumarse la clasificación del Atleti contra el Manchester de «CR7», ante la lluvia de todo tipo de objetos sólidos y líquidos que le arrojaron desde la grada al entrenador argentino al retirarse a los vestuarios a la finalización del partido, cuando no se insinuó de manera miserable que lo hizo por provocar ya que se podía haber marchado del campo andando tranquilamente (para que acertaran más con los lanzamientos, es de suponer…) en vez de corriendo. El Cholo como diana.

El Capitán Cavernícola

Siempre se ha dicho, que un colega no critica a otro colega. Que perro no come perro. Pero el caso es que algunos entrenadores rivales olvidan su corporativismo y en cuanto pueden le sueltan una dentellada al argentino. Pep Guardiola insinuó que el Atleti jugaba un fútbol prehistórico como no podía ser de otro modo teniendo un entrenador cavernícola. Klopp, que pasaba por allí, con motivo de un partido de su equipo en la liga local que se le complicó contra el Tottenham en el mes de mayo, y que a la postre le hizo perder el título a manos del City, manifestó que no entendía el estilo de juego de los Hotspur…ni el del Atlético de Madrid, en vez de centrarse en preparar su partido de la final de Champions contra el Real Madrid. Y es que aquel 2-3 en Anfield no se podrá borrar jamás. Incluso algún ex-entrenador que pasó por el club del Manzanares, aunque con más pena que gloria, acudió al aquelarre en plan ventajista, como Arrigo Sacchi, al que evidentemente le tira más su irrelevante pasado como director deportivo madridista: «Es cierto que el Atlético tiene elementos de calidad, pero en lugar de comprar jugadores y gastar mucho dinero, deberían haberlo gastado en cambiar de estilo… Seamos realistas: esta forma de jugar es aburrida para el público. Los aficionados piden belleza, emociones. ¿Qué emoción puede haber en una pelota de cincuenta metros de largo? El Atlético se comporta de la misma manera con defensa, defensa y defensa».

Por no hablar de ex-jugadores, algunos británicos (Robie Fowler, conocido por celebrar un gol haciendo como que se esnifaba la línea de cal del área), otros de Países Bajos (Marco van Basten: el odio incubado por la «leyenda negra» sigue cosechando adeptos en aquella antigua posesión española), que salieron en tropel en el mes de abril a criticar el juego del Atleti contra el Manchester City (1-0 en el global de la eliminatoria contra el equipo de Guardiola que golea de seis en seis en la Premier League que acaba de conquistar por segundo año consecutivo). Cuando los de Simeone juegan bien y ganan, no se les valora; cuando pierden, acuden como hienas. Pero el caso es que, por mucho que los perros ladren y rabien, en diez años no le han podido hincar el diente al cadáver de Simeone. Y Simeone, sea con lo que dice o con lo que insinúa, ha sido siempre un ejemplo de fair play: nunca ni antes ni después de un partido critica al rival por muy mal que haya jugado o por muy mal que se haya dado el partido.

Los de amarillo y los que les avisan por el pinganillo, de nuevo acuden al rescate

Tras la que viene siendo habitual derrota contra el Levante, el Atlético se conjuró y por fin el equipo empezó a carburar. Simeone planteó, para las catorce jornadas que quedaban, apretar los dientes y recuperar sus esencias como único modo de revertir la situación y poder alcanzar los puestos que daban derecho a Champions League, ya que en ese momento el club rojiblanco ocupaba la quinta posición. La diferencia de puntos a recuperar parecía insalvable, pero una a una fueron llegando las victorias. 7 de 7. 21 puntos de 21 posibles. La progresión y la tendencia de los de Simeone debió inquietar a más de uno, así que en el campo del Mallorca, un despeje de Reinildo adelantándose a un contrario fue convertido por el ínclito Juan Martínez Munuera en penalti por pisotón y la racha del Atleti en esa mini liga de catorce partidos se frenó de golpe. Quién sabe dónde hubiera podido llegar el Atlético de Madrid si los de amarillo no hubieran acudido al rescate en momentos decisivos de la temporada. En esta relación se aprecia la querencia de ciertos árbitros hacia el Atleti y no precisamente con buenas intenciones. Esta temporada, el que se ha llevado el gato al agua ha sido el favorito de Mourinho: tres derrotas de tres arbitrajes…

La comparativa de tarjetas amarillas y rojas que han recibido el campeón saliente y el entrante, también arroja datos sangrantes: El Atleti fue amonestado con 118 tarjetas amarillas y 7 rojas; el Real Madrid fue el equipo menos amonestado: 76 cartulinas amarillas y ninguna roja. El saldo de penaltis también denota el trato privilegiado una vez más a los de Concha Espina: 12 penaltis a favor y 5 en contra; el equipo rojiblanco 5 a favor y 8 en contra…y la mayoría rigurosos cuando no inventados. Por no hablar de los escamoteados. Esta Liga sí que estaba peligrosamente preparada.

Madrileños locos, malos y peligrosos

El que el multimillonario Manchester City del máximo exponente del «juego bonito» sólo lograra ganar 1-0 al antifútbol del Cholo en el partido de ida de los cuartos de final de Champions generó espumarajos en la pérfida Albión. Algo normal en un país al que históricamente se le ha atragantado lo español y que, en lo futbolístico, ha contemplando ante sus ojos y para su desgracia cómo el Atlético de Madrid eliminaba a casi todos los equipos ingleses que se enfrentaban a ellos y a alguno, en más de una ocasión: Aston Vila, Liverpool, Chelsea, Leicester, Manchester United…

El Mirror Sport, típico panfleto amarillista de los muchos que se editan en Gran Bretaña con contraportada reservada a fotos de chicas posando escasas de ropa, le dedicó al juego del Atleti un titular presuntamente ofensivo (eso sí, citando los calificativos que al parecer una dama de la nobleza inglesa le dedicó al truhan de Lord Byron: al menos los plumillas británicos tienen cierta preparación cultural) pero que, lejos de indignar al aficionado atlético, sonaba a música celestial y que inmediatamente se convirtió en viral, surgiendo todo tipo de memes, salvapantallas de móviles, fondos de escritorio y camisetas. Les había salido el tiro por la culata y un nuevo lema del sentimiento colchonero había nacido para añadirse a los exitosos biberones, palanquitas y cucús.

El pasillo más largo del mundo

A un tuitero de cuyo nick este bloguero no se acuerda, le falló el subconsciente miliciano y chequista y en un tuit mostró su indignación con que el Atlético de Madrid no hiciera «paseíllo» al Real Madrid tras alcanzar éste matemáticamente el título de Liga 2021-22. Ahora sí parecía que era una obligación que el equipo local le hiciera la ola al vecino de la capital acompañado de aplausos y ovaciones de los aficionados rojiblancos. Sin que constara a cambio exactamente de qué. Pero el equipo rojiblanco y su directiva, que sí felicitaron al club rival por los cauces habituales para estas ocasiones, se mantuvieron firmes ante los cantos de sirena radiofónicos y televisivos y no claudicaron. No se hizo pasillo y para más inri se ganó al equipo recientemente laureado (que, aunque todas las crónicas repitieran la matraca, compareció, salvo tres que dejó su entrenador en el banquillo, con sus mejores jugadores). Resulta que en vísperas de otro partido decisivo del equipo blanco que, a la postre, le clasificó para la final de Champions League, a sus mercenarios de la prensa escrita, radio y televisión lo único que les obsesionaba (la conjunción planetaria les había fallado, porque no se cumplió la cuenta de la vieja soñada de ganar la Liga en el campo del Atlético de Madrid) era que los jugadores rojiblancos rindieran pleitesía al equipo blanco. Una amnesia repentina les debió hacer olvidar a todos estos sicarios que el Real Madrid hace unas temporadas se negó por activa y por pasiva en rendir homenaje a un Barcelona que se acababa de proclamar campeón.

Por resumir la perlas de esos días (y que continuaron en las jornadas siguientes, ya que Levante, Cádiz y Betis se prestaron a la pantomima, con el resultado de todos conocido: alfombra y a Segunda el primero, el segundo se salvó de milagro y el tercero no tuvo más remedio que plegarse si quería que le correspondieran por haber conquistado la Copa del Rey), se tenían que romper relaciones diplomáticas con el Atlético o dejarse ganar contra el Betis (en vísperas de la final de la Copa de Europa, y ante su afición: ni al que asó la manteca se le ocurriría…) si ello ayudaba a que los verdiblancos arrebataran la cuarta plaza a los rojiblancos. Pero con la derrota tras el gol de Carrasco y la siguiente victoria en Elche, su gozo se fue rápidamente al pozo. Aquí incorporamos algunas de las aportaciones a la berrea de los incontables peones de brega que escupen a diario nacionalmadridismo por tierra, mar y aire:

Tanto insistieron y machacaron los secuaces del florentinato con el dichoso pasillo, que la reacción fue lógica: un zasca en todo regla que escoció como la sal en una herida. Bastó con tirar de Historia y recordar hechos del pasado, del presente… y muy probablemente, y por desgracia, del futuro. Y también fue una buena oportunidad de hacer memoria y recordar algunas pancartas, éstas sí insultantes hacia las aficionadas colchoneras (sin que conste ninguna censura a esas ofensas por parte de las feministas de rigor, será porque muchas de ellas tienen como compañeros sentimentales a madridistas confesos), que la afición blanca había exhibido dentro del estadio (no como la que tanto les picó, que estaba fuera).

De nuevo, como con el tabloide inglés, la parroquia rojiblanca estuvo lista y el eslogan de la pancarta («Entre la prensa y los de amarillo, 120 años de pasillo»), que decía las verdades del barquero, fue rápidamente absorbido y consiguió que, de nuevo, aflorara el ingenio de los simpatizantes del Atleti ante tanto ofendidito. Y así surgió una nueva propuesta, con retranca y como muestra de rebeldía colchonera, de placa para el Paseo de las Leyendas del estadio Metropolitano. Lo que nunca pudimos imaginar es que la realidad superaría a la ficción: uno de los árbitros, el que ha machacado al Atleti en el 100% de los partidos que le ha arbitrado en esta Liga, dio la razón a la frase esculpida en mármol y se sumó al pasillo gaditano. Por si no lo distinguen, en esta ocasión vestía de color fucsia.

Tras el partido contra el Real Madrid, Simeone mantuvo en la rueda de prensa su habitual línea deferente hacia el entrenador rival, al que es evidente que respeta y admira, felicitándole sincera y expresamente por el título obtenido. Sin embargo la prensa nacionalmadridista le negó la mayor al entrenador argentino, tildándole de hipócrita y falso, a la vez que babeaba por el saber estar de «Carletto» y su «Hoy del penalti no hablamos, ¿no?» (tampoco había mucho que hablar, ya que el pisotón de Vallejo a Cunha que supuso el 1-0 había sido flagrante) al final de su comparecencia ante los medios. Se ve que el señorío es hereditario entre los entrenadores merengues: ya la temporada pasada aprendimos que Zidane protestaba a los árbitros «con elegancia». Sabido es desde hace tiempo que Ancelotti camina sobre las aguas (aunque no se entienda porqué le destituyeron entonces en su anterior andadura con el equipo blanco, algún tuitero se huele los motivos) y sin dejar de arquear la ceja. Pero torres más altas ya ha derribado el Cholo… y a lo mejor alguna está dispuesta a ser abatida dos veces.

«¡Cholo: vete ya!», en bucle

Toda la bilis que se vomita contra el Atlético de Simeone proviene de que la caverna mediática no tolera que otro equipo les estorbe con continuidad y les compita los títulos y preferirían que volviera el equipo irrelevante e invisible de décadas atrás. Esta temporada los cruzados de la causa se superaron, echando mano del consabido «¡Cholo: vete ya!» hasta en cinco ocasiones: tras los primeros tropiezos en Liga en septiembre y octubre, tras las eliminaciones coperas frente a Athletic de Bilbao y contra Real Sociedad en Supercopa de España (tinglado a mayor gloria del duopolio futbolístico patrio, según las filtraciones desveladas y que inexplicablemente no ha derivado ni en ceses ni en dimisiones ni en la reformulación de la competición a sus orígenes lógicos de un título a disputar entre campeones de Liga y Copa; cosas de España y los españoles…), que se agravó con el bajón liguero de diciembre-enero, que empeoró tras no coseguir el pase a semifinales de Champions y que se agrandó con las dudas que surgieron en los últimos partidos de Liga para alcanzar los puestos que daban derecho a volver a entrar en la máxima competición continental. Cinco «¡Cholo: vete ya!». Tuvo que salir un declarado sevillista, acostumbrado a lidiar todas las noches con lo peor de cada casa blanca, a meter el dedo en la llaga de los entrometidos a los que ni les va ni les viene el equipo colchonero.

Aunque no haya que cuestionar a Simeone (no vaya a ser que vuelvan los duros años de larga penitencia por el desierto), sí es bueno y necesario hacer autocrítica. Las participaciones en Copa del Rey y Supercopa de España han dejado mucho que desear. En Champions League, se jugó una fase de grupos muy floja que se superó agónicamente en el último partido dejando fuera de la siguiente ronda a Oporto y a AC Milan -que acaban de obtener sus respectivos campeonatos nacionales, lo cual debe también ponerse en valor- tras ganar en sus estadios; en octavos de final se eliminó a un equipo del poderío del Manchester United ganándole en su feudo y en cuartos de final se compitió hasta el último minuto contra el Manchester City y la semifinal no se pudo alcanzar por muy poco, aunque consiguiendo un gol en cuatro partidos, aquello era una quimera. En Liga se ha vuelto a conseguir un importante hito, que no se ha dado muy a menudo en la historia del club ni siquiera con Simeone al mando del barco: derrotar en una misma temporada a Barcelona y Real Madrid. Se han obtenido 14 puntos remontando resultados adversos en los minutos de descuento (la casta, la heroica y el ADN no son exclusivos de ningún club), más que ningún otro equipo. La cifra de goles a favor ha sido muy similar a la temporada pasada en que se obtuvo el título (65 contra 67). Algunos jugadores de la plantilla han mejorado sus prestaciones de temporadas anteriores Kondogbia, Carrasco, João Félix) y algunos de los nuevos fichajes han rendido notablemente (Reinildo, Cunha). Sin embargo han sido más las decepciones con jugadores que no han mantenido el nivel del año pasado (Oblak, Giménez, Felipe, Llorente, Koke, Suárez) o que no han cumplido las expectativas creadas tras sus fichajes (De Paul, Griezmann).

Pero el verdadero talón de Aquiles del Atleti este año, y lo que a la larga le ha condenado a no llegar al último tramo del torneo de la regularidad con opciones de renovarlo, han sido el gran número de goles encajados (43 contra 25 la anterior Liga), los bajones más prolongados que de costumbre en el equipo de Simeone y, sobre todo, la extraña por inusual pérdida de puntos con rivales de la parte baja de la tabla (al habitual Levante se han sumado esta temporada equipos que lucharon por evitar el descenso como Mallorca, Alavés, Granada con los que los colchoneros solían obtener pleno) contra los que se han escapado la friolera de 18 puntos… cuando 15 es la diferencia final con el equipo que ha ganado esta Liga.

¿Fracaso y fin de ciclo? Diez de diez. Clin, clin… caja

La sesión 2021-22 no ha engrosado la lista de trofeos de Diego Pablo Simeone, desgraciadamente. Y hay que recordar que no en todas las temporadas del entrenador argentino al frente del Atlético de Madrid se han logrado títulos. También el poderoso Barcelona se ha quedado este año en blanco, igual que el Real Madrid la temporada pasada, sin ir más lejos. Pero se están leyendo y escuchando demasiados rasgados de vestiduras calificando a la temporada de fracaso y de que el ciclo de Simeone en el Atleti se ha agotado. Qué más quisieran algunos muchos. Y es que los enemigos, externos e internos, nunca descansan y seguirán con la cantinela. Sobre todo con lo que hay que quedarse es que el tercer puesto final en el torneo de la regularidad le da derecho (y ya van diez años seguidos logrando un objetivo al alcance sólo de unos pocos equipos) a participar en la próxima edición de la Copa de Europa tras cerrar la campaña con 71 puntos. Aunque esto obviamente sepa a poco cuando se viene de campeonar, supone una vital inyección presupuestaria para mejorar lo que ha fallado esta temporada y dar continuidad al proyecto de Simeone, absoluto demiurgo de este competitivo Atlético de Madrid, que acaba de cumplir 400 partidos de Liga al frente del club con unas estratosféricas estadísticas para presumir, pese a quien le pese.

El periodista deportivo colchonero (valga la paradoja, porque en los medios con gran audiencia apenas hay comentaristas y tertulianos que defiendan firmemente al Atlético de Madrid: siempre surge algún pero) Iván Castelló lo ha resumido recientemente con acierto: «Todo lo que gira sobre lo rojiblanco está teñido de alguna manera de reproche. Porque su conducta es siempre afeada en un universo con vocación de pensamiento único». Conectado con esto, actualmente en España se pretende imponer la historia de que hay un equipo muy superior a sus rivales, que arrasa en todas las competiciones (aunque, para poner en valor la undécima colchonera, conviene señalar que el campeón de esta Liga ha obtenido los mismos puntos que el campeón de la «depreciada» -según la matraca blanca- Liga precedente: 86), cuya afición flota en una eterna felicidad y que aún así se está siempre fijando en lo que hacen o dejan de hacer algunos adversarios, a los que están continuamente subestimando y despreciando. Pero no hay que dejarse llevar por los interesados cantos de sirena a instancia de parte: en las diez últimas temporadas de Liga, el campeón ha sido el Barcelona en cinco ocasiones, el Real Madrid en tres y el Atlético de Madrid en dos. Afortunadamente el aficionado colchonero, por lo general, está curado de espanto y cada vez le resbala más el ruido y el relato dominantes. Y en la temporada 2021-22 ha habido mucho de ambos.

El caso es que esa presión y desprecio constante no han logrado sino fortalecer aún más el sentimiento de pertenencia de los aficionados colchoneros, que además tienen poderosas armas para contrarrestar la prepotencia, fanfarronería, falta de respeto y complejo de superioridad de los vecinos: el sentido del humor. Que, acompañado de la imaginación y la inventiva de tuiteros, blogueros, podcasteros, tiktokeros, youtubers, editores de vídeo, músicos, publicistas, creativos, diseñadores, grafistas, dibujantes o caricaturistas del Atleti, terminó haciendo más llevadera una temporada complicada y posibilitando que, de nuevo, los colchoneros celebremos «que ganamos diga lo que diga el marcador».

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Este post está dedicado a los tuiteros colchoneros @cdelrui, @PartemedicoATM, @pacotgplus, @jorgecrespocano y @Salva_Davila por haberme dado, con sus tuits y su talento, ideas para ilustrar el catálogo de tropelías cometidas contra el Atleti durante la temporada 2021-22.

Nota: El título de este post es un homenaje a un conocido libro que recoge los exabruptos musicales que compositores hoy intocables y consagrados (desde Beethoven a Stravinsky pasando por Debussy o Mahler) recibieron injustamente de periodistas y críticos contemporáneos a los que el tiempo ha puesto en su lugar: Repertorio de vituperios musicales (Nicolas Slonimsky, 1953).

2 comentarios el “Repertorio de vituperios anticholistas y catálogo de tropelías contra el Atleti durante la temporada 2021-22

  1. Juan Jose Herranz Herranz
    May 24, 2022

    Enhorabuena, no se puede explicar mejor, comparto al pie de la letra todo lo que aquí se expone, buenissssimo.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información

Esta entrada fue publicada en May 22, 2022 por en Atlético de Madrid, Fútbol y etiquetada con , , , , , , .

e6e9b28c-c0b3-396e-9ffb-41ac573971ed