La nueva incursión de la serie Teatro de Cámara del Departamento de Música de la Fundación March (en coproducción con el Teatro de La Zarzuela) bucea esta vez en el remoto e ignorado barroco musical español, con Los elementos, una «ópera armónica al estilo italiano» debida al mallorquín Antonio de Literes (Artá, 1673-Madrid, 1747), uno de los compositores de cantatas, zarzuelas y óperas más prestigiosos e influyentes en la España de la primera mitad del siglo XVIII junto a Sebastián Durón (1660-1716), José de Torres (1670-1738) y José de Nebra (1702-1768).
Antonio de Literes (1673-1747)
El estreno de esta ópera de circunstancias (cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid) se sitúa durante 1705 en los salones del palacio de la mecenas (otros nobles que en estos años apadrinaron a músicos en sus cortes fueron los duques de Osuna o los condes de Oñate y Salvatierra) Ana Núñez de Guzmán y Vélez de Guevara (1683-1723), duquesa de Medina de las Torres y esposa del duque de Medina Sidonia con motivo de su cumpleaños. Algo muy usual en la época: Literes compondría en 1707 y 1709 las obras Todo lo vence el amor y Con música y por amor para conmemorar el nacimiento del heredero al trono de España Luis I y su posterior nombramiento como Príncipe de Asturias. Años más tarde el mencionado compositor José de Nebra escribiría en 1728 el drama armónico Amor aumenta el valor para el enlace matrimonial del futuro Fernando VI, con la infanta de Portugal Bárbara de Braganza, el 20 de Enero de 1729. En definitiva un compositor, Antonio de Literes, muy bien posicionado en el entorno de la dinastía borbónica triunfante en el proceso sucesorio a la corona de España. Estas prácticas conmemorativas no sólo se daban en tiempos pretéritos. A propósito de la programación estos días en el Teatro Real de Gloriana de Benjamin Britten (1913-1976), conviene recordar que la composición de esta ópera también obedeció a un encargo circunstancial similar: las celebraciones en 1953 de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra.
Dividida en tres partes («La noche», «Comienzo del amanecer» y «La llegada del sol») Los elementos está escrita (si bien se desconoce el autor de los textos) para seis voces exclusivamente femeninas (que encarnan a los personajes de Tierra, Aire, Fuego, Agua, -con sus respectivas equivalencias en temperamento: melancólico, sanguíneo, colérico y flemático- Aurora y Tiempo) y agrupación de cámara (clave, dos violines, viola da gamba, flauta de pico, tiorba y guitarra barroca). El argumento se resume en que, ante la repentina ausencia del Sol, los cuatro elementos de la naturaleza discuten por sustituirle. El Tiempo recurre a la Aurora que, al eliminar la oscuridad de la noche, logra el retorno del astro rey para que así el cosmos recupere su orden y armonía. De ahí que Los elementos sea calificada como un dramma per musica en clave mitológica, con ausencia de acción dramática y más cercana a la cantata escénica, al madrigal o al auto sacramental.
Musicalmente en la obra dominan las estructuras italianas academicistas (recitativos y arias da capo) de moda en la época, aunque el algunos momentos se filtran aires más auténticamente populares de estribillos, coplas, fandangos y pasacalles. En este sentido Literes preparó el camino para compositores posteriores que durante el siglo XVIII perfeccionaron la fusión de las formas clásicas con la irrenunciable españolidad de su música como Doménico Scarlatti (1685-1757), el padre Antonio Soler (1729-1783) o Luigi Boccherini (1743-1805).
Momentos de la representación de Los elementos
Más allá de lo meramente coyuntural de la onomástica de la duquesa y de lo abstracto y simbólico de la trama, se ha buscado encajar el transfondo de la ópera en un plano social y político adaptándolo a la convulsa Europa del momento: la Guerra de Sucesión al codiciado trono de España que, tras la muerte sin descendencia de Carlos II, se libraba entre los partidarios del archiduque Carlos de Austria y los del finalmente vencedor Felipe V de Anjou (al que apoyaban los Medina de las Torres-Medina Sidonia y que estaría simbolizado por el sol triunfante como orden natural del cosmos frente a las oscuras tinieblas del negro Austria), lo cual es fácil si se analiza a posteriori, pero a saber lo que se intentaba simbolizar en 1705 por mucha ventaja que pareciera que el nieto de Luis XIV, el Rey Sol, estaba adquiriendo en la contienda, a la que aún le faltaba casi una década para su conclusión.
También se ha pretendido dar al montaje de esta ópera (impecable en interpretación, iluminación y vestuario) una lectura acorde con los tiempos actuales que nos dominan de corrección política, calificándola de «alegoría ecológica» (patente en algunos detalles de puesta en escena, especialmente en el audiovisual del prólogo con su apocalíptico mensaje de la deriva autodestructiva hacia la que nos dirigimos). Sin embargo, al igual que no hay ninguna referencia expresa en el texto cantado de Los elementos a la contienda entre los partidarios de los Austrias y los Borbones, estamos como para encontrar hace más de trescientos años llamadas a la conservación de la naturaleza y a la concienciación sobre la sostenibilidad del planeta...
Rafael Valentín-Pastrana
Bibliografía
– Rafael Valentín-Pastrana: Le cinesi, una cosa rara de Manuel García. Eltema8.wordpress.com, 2017.
– Rafael Valentín-Pastrana: Otra recuperación de una ópera española olvidada del siglo XX: “El pelele” de Julio Gómez. Eltema8.wordpress.com, 2016.
– Rafael Valentín-Pastrana: La recuperación de una ópera española olvidada: Fantochines de Conrado del Campo. Eltema8.wordpress.com, 2015.
Nota: Las imágenes incluidas en este post de la representación de Los elementos son © Fundación Juan March/Teatro de La Zarzuela. Madrid, 2018.