Sir Michael Tippett (Londres, 1905 – Londres, 1998) es, junto con Benjamin Britten, William Walton y Ralph Vaughan Williams, uno de los más importantes compositores británicos de la segunda mitad del siglo XX y uno de los que tomó el relevo de esa milagrosa terna que dominó el panorama musical inglés de la primera mitad del siglo pasado: Eduard Elgar, Gustav Holst y Frederik Delius. A pesar de su evidente condición de autor británico, la música de Tippett, al contrario que la de su generación previa e incluso a la de sus coetáneos, no es predominantemente nostálgica que mire hacia un pasado perdido, hacia la gloria del Imperio Británico, sus paisajes, sus gentes y sus héroes; en Tippett predomina por el contrario una visión rabiosamente del presente y del mundo convulsivo que le tocó vivir.
Tippett (que en 1983 recibió la Orden del Mérito del Imperio Británico que le permite la utilización del término Sir) fue un compositor de vocación tardía y de rigurosa autoexigencia con sus primeras obras. Estudió en el Royal College of Music de Londres, donde aprendió composición con Ralph Vaughan Williams y dirección de orquesta con Adrian Boult. Sus fuentes de inspiración, como compositor que veneraba la tradición cultural inglesa, son la música renacentista isabelina, la polifonía y el contrapunto. Todo este sustrato previo deriva en su personal y originalísimo sentido aditivo del ritmo y la métrica, así como el eclecticismo y mezcla de géneros propios de su periodo de madurez creativa.
En el catálogo de Tippett destacan, entre otras obras, cinco cuartetos de cuerda (1935, 1944, 1946, 1979 y 1987), tres obras corales a gran escala: A Child of our Time (1941), The Vision of Saint Augustine (1965) y The Mask of Time (1984), tres conciertos para solistas (Concerto for Double String Orchestra, Piano Concerto, Triple Concerto para violín, viola y violoncello), cuatro sinfonías (1945, 1956, 1972 y 1977) y cinco óperas (más la inconclusa Robin Hood de 1934), de las que también fue autor en solitario de los libretos: The Midsummer Marriage (1955), King Priam (1962), The Knot Garden (1970), The Ice Break (1977) y New Year (1989).
Su primera gran obra y por la que alcanzó rápida fama mundial fue el oratorio A Child of our Time/Un chico de nuestro tiempo, que constituye (junto a A survivor from Warsaw/Un superviviente de Varsovia -1947- de Arnold Schoenberg y The plague/La Peste -1964- de Roberto Gerhard) uno de los tres grandes oratorios profanos del siglo XX. Por su relevancia y significación, nos detendremos en esta obra, que significó la consagración internacional de Michael Tippett. Compuesta entre 1939 y 1941 como muestra de su activismo pacifista, A Child of our Time no fue estrenada hasta 1944 y supuso una conmoción tanto musical como sociológica en el Reino Unido.
Si bien Tippett se había afiliado en 1935 al Partido Comunista, pronto se distanció de la deriva totalitaria en que deparó el régimen stalinista y gradualmente fue evolucionando del trotskismo al pacifismo. En 1940 formó una orquesta de músicos en paro en el Morley College, escogidos en zonas socialmente deprimidas. Así, la concienciación y sensibilización social que eclosiona en Tippett en estos años, va en paralelo a la gestación de su oratorio.
El autor se convierte en un luchador activo por las libertades políticas (objeción de conciencia, pacifismo) y civiles (derechos de los homosexuales, como era él) lo que le llevó a firmar un manifiesto rechazando la guerra y defendiendo el derecho de los artistas a no ser reclutados. Se adhirió al Compromiso de Paz de la Unión («Peace Pledge Union«) del reverendo pacifista Dick Sheppard, a la sazón deán de Canterbury: ‘I renounce war and never again, directly or indirectly, will I support or sanction another/Renuncio a la guerra y nunca jamás, ni directa ni indirectamente, apoyaré o aprobaré otra.’ Así, Tippett se declaró objetor de conciencia y un tribunal le condenó, en junio de 1943 a tres meses de prisión.
La trama de A Child of our Time se basa en hechos reales. El 7 de noviembre de 1938, Herschel Grynszpan, un judío polaco nacido en la República de Weimar, atentó en París de un disparo contra el secretario de la embajada alemana en París Ernst vom Rath, como protesta por las penalidades que estaban viviendo sus familiares en Alemania. El diplomático germano falleció dos días más tarde a causa de las heridas. El hecho sirvió de pretexto al régimen nazi para poner en marcha, la madrugada del 9 al 10 de noviembre la «Noche de los Cristales Rotos» a cargo de las tropas de asalto hitlerianas Sturmabteilung (SA), la organización paramilitar nazi. Se trató de una serie de actos combinados conjuntamente con la población civil (lo que sirvió a la cúpula nazi para justificar los actos como espontáneos), mientras las autoridades observaban sin intervenir, y donde sinagogas, comercios y propiedades judías en Alemania y Austria fueron saqueadas e incendiadas. Esa noche las actividades antisemitas promovidas por el régimen hitleriano comenzaron una nueva fase con la deportación y posterior exterminio de la mayor parte de los judíos que vivían en Alemania. Con la «Noche de los Cristales Rotos» se dio el primer paso en la persecución sistemática y el asesinato masivo de judíos en todas partes de Europa en lo que fue conocido posteriormente como el Holocausto.
El oratorio (cuyo texto fue encargado inicialmente por el compositor al gran poeta T.S. Elliott, aunque finalmente fue escrito en solitario por Tippett, al igual que haría con el resto de sus oratorios y todas sus óperas), está estructurado en 3 secciones, en las que se distribuyen en forma de arco los 5 Espirituales Negros a cargo del coro (1 en la primera sección: reflexión sobre el mundo actual; 3 en la segunda: narración de los acontecimientos; 1 en la tercera: reflexión de que sólo asumiendo la dualidad bien/mal del hombre, la Humanidad podrá evitar la repetición de este tipo de hechos). Los Espirituales Negros fueron escogidos por Tippett como una alternativa en los nuevos tiempos a lo que había supuesto el papel narrativo y dramático otorgado al coro en las Pasiones de Johann Sebastian Bach o en los oratorios de Georg Friedrich Haendel. Así como la función de los 4 solistas es narrar de una manera objetiva los hechos, el coro adopta una función y finalidad expresivas. Con este recurso Tippett pretende universalizar y poner en paralelo la situación de opresión vivida por una minoría étnica (la afro-americana) con la política que está siendo en ese momento implantada en Alemania contra los judíos. Su impacto y relevancia, en lo musical, se vio reforzada en lo social años más tarde (en este sentido Tippett fue un visionario con A Child of our Time), cuando floreció en Estados Unidos de América en los años 50 el Movimiento de los Derechos Civiles liderado por Luther King.
Dentro del catálogo de Tippett, sus cuatro sinfonías (curiosa cifra cabalística musical -como el nueve- que coincide con el mismo número de obras sinfónicas que otros muchos grandes compositores legaron a este género: Berwald, Brahms, Schumann, Magnard, Ives, Gerhard, Lutoslawski…) merecen un detenido análisis.
La Sinfonía nº1 (1945), estrenada por Sir Malcom Sargent al frente de la Liverpool Philharmonic Orchestra es de un intrincado contrapunto y destila influencias de la música renacentista británica del siglo XVI, desde la polifonía hasta el uso de la pavana y la doble fuga a la manera purcelliana.
La Sinfonía nº2 (1957) que estrenó Adrian Boult al frente de la BBC Symphony Orchestra, fue inspirada, como el compositor afirmó, por la escucha en Lugano de música de Antonio Vivaldi (su primer movimiento homenajea claramente a la música barroca en general y al estilo de los Concerti Grosso del autor veneciano en particular). Musicalmente, la sinfonía es considerada una obra de transición desde la más melódica y tonal etapa inicial compositiva de Tippett, hacia el estilo más austero y arcaizante que culminaría en su ópera King Priam de 1962. A partir de la Segunda sinfonía, Tippett se mueve más a gusto por la politonalidad, disonancia y cromatismo. Es lo que algunos autores han definido como libre atonalidad o «pantonalidad».
El eclecticismo de Tippett, que ya puso de manifiesto con la fusión de músicas que practicó en A Child of our Time mediante la inclusión de un género popular (el Negro Espiritual) en el contexto de una obra seria, pasó a ser una de sus más características señas de identidad. Y de nuevo volvemos a encontrar esta técnica en la Sinfonía nº3 (1972), quizá la obra sinfónica más compleja y personal de su autor, cuyo estreno corrió a cargo de Colin Davis dirigiendo a la London Symphony Orchestra. Tras su visita a América en 1965, el impacto de su cultura, paisajes y gentes marcaron musicalmente una nueva etapa del compositor: disonancias complejas, incluso claustrofóbicas, empleo de instrumentos provenientes de la cultura norteamericana como la guitarra eléctrica y la percusión de jazz (recursos también empleados en su postrera ópera New Year), etc.
Dentro de esta renovada concepción caleidoscópica del autor, el segundo movimiento lleva la indicación «Slow blues, fast blues, slow blues» (donde antes Tippett introdujo el Espiritual Negro, ahora emplea el Blues) y también incluye citas de obras ajenas, algunas literales, (es la corriente que se conoce como el borrowing, o tomar prestado) como la enérgica introducción al último movimiento de la Sinfonía nº9 de Beethoven (la relevancia y objetivo de esta cita es resaltar la contradicción entre lo postulado en la oda a la hermandad de Schiller/Beethoven, con los horrores provocados por los totalitarismos y la guerra). Sin olvidar que Tippett escribió, como acostumbraba, el texto que canta la soprano en su sinfonía y que contiene (de nuevo queda patente y renovado el compromiso social y político del compositor) reflexiones sobre los horrores del Holocausto y el Movimiento de los Derechos Civiles (paralelismos de estos sufrimientos de nuevo hermanados, como en A Child of our Time).
Por último, la Sinfonía nº4, estrenada por la Chicago Symphony Orquesta (que encargó la pieza al compositor) al mando de Georg Solti. Tippett describió su obra como una reflexión sobre el proceso vital humano «del nacimiento a la muerte», y que musicalmente está representado por el uso a lo largo de la sinfonía de un leitmotiv que podría corresponder a la respiración humana. Este efecto, ideado inicialmente para ser ejecutado por la máquina de viento, es normalmente sustituido, dada la dificultad para mostrar matices expresivos con el instrumento de percusión, por una grabación de respiración humana reforzada con efectos de sonido.
A partir del estreno de su oratorio The Mask of Time, en 1984, retransmitido por radio a todo el mundo en directo (en España vía Radio2 de Radio Nacional de España) como un gran acontecimiento, Tippett es tratado como un mito en activo. Sus encargos y reconocimientos se suceden en estos años. Así, a finales de 1997, visita Estocolmo, donde se había programado una retrospectiva de su música orquestal. Allí contrae neumonía, y al poco tiempo de regresar a su hogar, el 8 de enero de 1998, el compositor londinense fallece a la edad de 93 años.
Rafael Valentín-Pastrana
PD: En su visita a Madrid en enero de 1992, con motivo del estreno de A Child of our Time en nuestro país (Orquesta Nacional de España; Sergiu Comissiona, director; Alison Hargan, soprano; Linda Finnie, mezzosoprano; Neil Jenkins, tenor y David Wilson-Johnson, barítono) tuve la inmensa suerte de asistir a una distendida mesa redonda con el compositor en el Círculo de Bellas Artes, de la que guardo una serie de gratos recuerdos que aquí les muestro.