CAGADA: f. malson. coloq. Resultado muy insatisfactorio de algo en relación con lo que se pretende o se espera (Diccionario de la Real Academia Española).
La forja de la gloria, El último minuto, Eso no estaba en mi historia del Real Madrid, Que baje Dios y lo explique… Estos son los títulos de algunos libros recientemente publicados en los que todo son hipérboles y mitificaciones en torno a los éxitos del equipo blanco. Sin embargo, tanto los altavoces mediáticos alineados con el madridismo como su malacostumbrada afición suelen adolecer de amnesia cuando de lo que se trata es de recordar grandes batacazos y dolorosos fracasos de su equipo, que también los ha habido y no pocos. Y aquí hemos venido a contarlos.
Copas que se miran y no se tocan
El Real Madrid ha conquistado veinte veces la Copa de España… pero poco se habla de que podría tener en sus vitrinas otros veinte de estos títulos, ya que perdió veinte finales contra rivales como el Athletic de Bilbao (seis veces), el Barcelona (tres), el Real Unión de Irún (dos), el Español (dos) o el Valencia (una). Para el recuerdo, inolvidables gatillazos como la final perdida en 2002 contra el Deportivo de La Coruña de Arsenio Iglesias en el estadio Santiago Bernabéu (aquel inesperado 1-2 será para siempre recordado como el «Centenariazo» por cumplirse aquel año el centenario de la fundación del equipo blanco; el jugador coruñés César lo explicaría a la perfección: «Nos motivó mucho pasar por la Cibeles y ver todo preparado de artículos blancos y listos para celebrar. Nos tocó la fibra») o la derrota (3-2, con gol del que sería jugador del Atleti Luciano Galletti en la prórroga) contra el Real Zaragoza de Víctor Muñoz en 2004, ambas con todo a favor.
Y menos aún hay que olvidar que, en cuatro ocasiones, el Atleti ha derrotado al Real Madrid en finales del torneo del K.O. y, por si fuera poco, las cuatro en su propio estadio: 1960 (1-3), 1961 (2-3), ambas contra los «galácticos» de aquellos años (Di Stefano, Puskas, Gento…), 1992 (0-2 contra la cacareada Quinta del Buitre más Hierro, Luis Enrique, Hugo Sánchez…) y 2013 (por ahí andaban en el 1-2, no vaya a ser que se le quiera quitar mérito a este título, dos ganadores natos como Mourinho y Cristiano Ronaldo… aunque ninguno de los dos subiera a recoger de manos del rey Juan Carlos I sus medallas de subcampeón, de lo mal que les sentó el «Neptunazo»).
El Real Madrid también pierde finales de la Copa de Europa y de la Copa Intercontinental
En concreto, de la máxima competición europea, tres: en Amsterdam 1962 contra Benfica (5-3), en Viena en 1964 frente al Inter de Milán (3-1) y en 1981 en París contra Liverpool (1-0). La poderosa lavadora de noticias blancas lleva décadas extendiendo a los cuatro vientos su infalibilidad en las finales internacionales, pero esto forma parte de la propaganda, desmontada por los fríos datos a poco que se quiera buscarlos.
Y de la Copa Intercontinental, otras tres. Antes de que esta gran competición a doble partido entre el campeón de Europa y el de Centroamérica/Sudamérica se prostituyera por intereses económicos (convertida en Copa Toyota a partir de 1980 para ubicarla a partido único en Tokio) o geoestratégicos (con formatos tan peregrinos como el actual -desde 2005 se ha transformado en Copa Mundial de Clubes- a base de invitar como teloneros a equipos de África, Asia y Oceanía), el Real Madrid fue derrotado en tres ocasiones: en 1966 contra el Peñarol de Montevideo (doble 2-0 para los uruguayos), contra el Boca Juniors en 2000 (2-1, cuando Riquelme y Martín Palermo bailaron tango con los “galácticos” Zidane, Beckham o Ronaldo Nazario; el recientemente proclamado presidente de la República Argentina, el liberal Javier Milei ha confesado que “Los goles al Real Madrid son los que más grité en mi vida”) y otra vez en 2000, en el formato de Copa Mundial, al no pasar a la final tras quedar segundo en un grupo en el que competía con los flamantes campeones de Brasil, Marruecos y Arabia Saudí.
El título internacional que ya nunca reposará en las vitrinas del Real Madrid
El equipo de Concha Espina perdió las dos finales que jugó de la Recopa de Europa, una competición de prestigio que premiaba a los equipos que habían conseguido el título de Copa en sus respectivos países. O sea que perdió dos de dos: el 100%. En 1971 contra el Chelsea (2-1 en el partido de desempate tras el 1-1) y en la final disputada en Goteborg en 1983 frente al Aberdeen escocés (2-1). Y como esa competición dejó de celebrarse en 1990 por incomprensible decisión de la UEFA, el Real Madrid, por muchas Copas del Rey que vuelva a ganar, nunca tendrá ese título en sus repisas, no como otros equipos españoles que sí conquistaron la Recopa de Europa, como Barcelona, Valencia, Zaragoza y Atlético de Madrid.
Las Ligas perdidas contra equipos vascos
Cuatro Ligas consecutivas, desde la temporada 1980-81 hasta la 1983-84, fueron conquistadas por equipos del País Vasco: las dos primeras por la Real Sociedad y las dos siguientes por el Athletic de Bilbao. Pues bien, el Real Madrid perdió tres de esos cuatro campeonatos en el último partido y por eso tiene tres trofeos menos en su museo: la Liga 1980-81 por peor goal average particular que el equipo guipuzcoano; la Liga 1982-83 por un punto de distancia con la escuadra vizcaína y la Liga 1983-84 de nuevo por la diferencia de goles en los enfrentamientos con el club de Bilbao. Así como aquellas cuatro hazañas vascas han sido continuadamente valoradas y ensalzadas por el mundo del fútbol español, en cambio curiosamente se ha sombreado el que en tres de esas cuatro Ligas estuviera involucrado el Real Madrid como perdedor.
Las Ligas de Tenerife
Lo que sí se recuerda muy bien son los dos petardazos consecutivos con los que el Real Madrid perdió en el último partido dos Ligas consecutivas (1991-92 y 1992-93), que el caprichoso calendario había querido que se jugaran ambas en el estadio del Club Deportivo Tenerife que, para más inri, estaba entrenado por el ex jugador madridista Jorge Valdano. El beneficiario de ambos regalos (3-2 y 2-0 vencieron los isleños) fue el Fútbol Club Barcelona dirigido por Johann Cruyff, eternamente agradecido desde entonces a ese club. Los entrenadores madridistas, que quedarían marcados para siempre por esos históricos trastazos, fueron Leo Beenhakker y Benito Floro.
Y qué decir del portero madridista Paco Buyo, ataviado con una inenarrable gorra, se supone que para evitar que el sol de cara le deslumbrara y que, con una absurda e innecesaria charlotada, incumplió aquella máxima de Alfredo di Stéfano: «No te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera«. Para la memoria colectiva quedan otras imágenes imperecederas de aquellos enfrentamientos como la de Óscar Dertycia rematando con toda su alma de cabeza a gol o el canterano madridista Pier celebrando eufórico su tanto. Lo que demuestra que también al Real Madrid le marcan y le eliminan por goles de sus antiguos jugadores; luego vendrían Schuster (en la final de Copa perdida frente al Atleti en 1992), Morientes (jugando con el Mónaco en 2004) o Morata (vistiendo la camiseta de la Juventus en 2015)… Y es que la casta, el ADN y la épica no son patrimonio exclusivo de un solo club: todos los equipos, hasta los más blancos e inmaculados, padecen remontadas, pierden finales -incluso en las prórrogas y en los descuentos- y sufren la venganza de sus ex.
Las dos Ligas perdidas contra el Atleti del Cholo Simeone
De momento, la 2013-14 (el Atlético fue campeón con 90 puntos, seguido por Barcelona y Real Madrid, ambos con 88 puntos) y la 2020-21 (porque los dos equipos madrileños llegaron mano a mano en la última jornada y acabaron con 86 y 84 puntos respectivamente). Especialmente dolorosa para los blancos fue esta última, en la que el Atlético de Madrid conquistaría su undécimo título de Liga en Valladolid en la decisiva jornada final de la interminable y fatigosa temporada 2020-21 de la pandemia y la Filomena. Pero eso no hubiera sido posible si el club colchonero no hubiera arrebatado el campeonato al eterno rival de la capital, que es el que la lideraba en la penúltima jornada del campeonato antes de que Luis Suárez marcara contra Osasuna el definitivo 2-1 en el 87’33’’, tras una providencial «pausa de hidratación». Un segundo antes los madridistas se veían campeones; tenían la copa entre los dedos y se les escapó, la perdieron y ya nunca les volvió. Y parece, viendo la reacción de Luka Modrić (¿Cómo quedó Atlético?… ¡Puta mierda!”), que eso escoció.
Y es que, sin ese postrero gol de Suárez, el trofeo de la undécima Liga rojiblanca no estaría depositado en las estanterías del estadio Metropolitano.
El preludio de la destitución de Carletto
La final de Lisboa de Champions League, por su desenlace, tapó muchos parches y carencias del Real Madrid (su portero, aparte de por su fallo clamoroso en el gol de Godín, llevaba tiempo señalado y acusado por el entorno madridista de ser un topo al servicio del barcelonismo; medio equipo fue silbado durante todo el partido, especialmente su delantero centro…). A los pocos meses llegó la final de la Supercopa de España contra el Atlético de Madrid (que el Real Madrid perdió tras el 1-1 en el Bernabéu y el 1-0, con gol de Mandzukic, en el Calderón), pero se pasó de puntillas porque era agosto y porque no habían ganado los de blanco. Pero llegó la Liga 2014-15, el Atleti le endosó al vecino un 4-0 en el Manzanares y Ancelotti quedó sentenciado. La repercusión de aquella goleada del 7 de febrero de 2015 fue extraordinaria y hasta los plumillas de tendencia madridista se rindieron al cholismo:
Florentino Pérez, que siempre ha demostrado una especial obsesión con el Atleti («Tradicionalmente el rival del Madrid no es el Barcelona, sino el Atlético de Madrid»), tomó buena nota y echó a la calle a Carlo Ancelotti a los pocos meses de semejante afrenta, que trató de maquillar como pudo en la rueda de prensa en la que anunció la destitución del técnico italiano: «El puesto de entrenador sufre un deterioro con la convivencia… Hay que tomar un nuevo impulso».
La final de la Supercopa de Europa que nunca existió… porque el Real Madrid no la ganó
El Atlético de Madrid rompió, en la final de la Supercopa de Europa disputada a partido único en el Lillekula Stadium de Tallinn el 18 de agosto de 2018, la racha de finales internacionales ganadas de forma consecutiva por el Real Madrid y que duraba dieciocho años: precisamente desde la derrota en otra final de la misma competición europea, contra el Galatasaray turco (2-1) disputada en Mónaco en 2000. Aquel 2-4 en tierras de Estonia también fue especialmente doloroso para el madridismo porque una de sus bestias negras, Diego Costa, que había vuelto de su periplo en el Chelsea londinense, le ganó prácticamente él solo la final al equipo de Concha Espina, marcando dos goles y participando decisivamente en los otros dos.
Y si aquella afrenta no tuvo demasiada trascendencia fue porque, aparte de la habilidad del madridismo sociológico en silenciar sus fracasos, el club colchonero decidió -nunca se llegó a entender el porqué- no celebrar ese magnífico éxito con su afición, que además hubiera visibilizado ante todo el mundo que se había derrotado en una final europea al auto proclamado eterno ganador. Pero también porque algunos influyentes peones del nacionalmadridismo patológico se empeñan en transmitir que aquello nunca existió. Por ejemplo Pedro Martín, el especialista en datos estadísticos de la cadena radiofónica COPE, escribió recientemente, como si le fuera la vida en ello, que el Real Madrid no había perdido ninguna final durante la horquilla 2013-2023, arrebatándole dos títulos porque sí al Atlético con los que había roto doblemente la racha madridista: la Supercopa de España de 2014 (la pirueta para obviar esa derrota del Real Madrid era que se había jugado a ida y vuelta y que por tanto no era una final…) y esta Supercopa de Europa que Simeone conquistó contra el Real Madrid de Julen Lopetegui en 2018 (que, por supuesto acarreó semanas más tarde la destitución del entrenador guipuzcoano: estos baldones Florentino Pérez no los perdona); esta vez se trató de justificar el dato con la excusa de que la final sí se había jugado a partido único… pero sin que se hubieran disputado semifinales previas.
Igual que los niños pequeños cierran los ojos cuando no quieren ver algo que les disgusta, los aficionados madridistas corren un tupido velo sobre sus derrotas. O, al recordarlas, tiran de excusas desdiciendo la letra de su centenario himno (“Caballero del honor… Cuando pierde, da la mano”) con tal de no asumir que, cuando se compite, se puede ganar y se puede perder y de nunca reconocer la superioridad del rival y recurriendo siempre a excusas de mal pagador: «estábamos a otras cosas», «era un trofeo menor», «nos disteis pena y nos dejamos ganar», «yo no vivo del fútbol»… Pero, como aquí se ha enumerado, el listado de cagadas es tan extenso, que se pierde la cuenta: los datos objetivos, desde la fundación del Real Madrid (la primera frustración se remonta a 1903, al año siguiente de su creación) hasta prácticamente el día de hoy (en 2021 perdió la Liga en el último partido), matan el bonito relato abonado machaconamente por los medios y el entorno merengue sobre su incontestable eficacia.
Rafael Valentín-Pastrana
El título de este post, en clave de guasa colchonera, está tomado prestado del libro Historia de las míticas remontadas del Real Madrid, que descubrí casualmente cuando un sobrino mío, recalcitrante aficionado merengue, me lo pidió como regalo navideño y que me puso en bandeja (sin necesidad de leer ni una de sus páginas) hacer un inventario de los camuflados fracasos madridistas, que haberlos haylos.
Bibliografía:
– Rafael Valentín-Pastrana: La Undécima: una vacuna contra la «cholofobia». www.eltema8.com, 2021.
– Rafael Valentín-Pastrana: Atlético de Madrid 2015: el año después. www.eltema8.com, 2015.
– Rafael Valentín-Pastrana: La prensa se rinde ante el Atleti. www.eltema8.com, 2015.
– Rafael Valentín-Pastrana: El año en que el Atlético de Madrid dinamitó la Liga. www.eltema8.com, 2014.
– Rafael Valentín-Pastrana: Final de Copa 2012-2013 Real Madrid vs Atlético de Madrid: fin del debate y contador a cero. www.eltema8.com, 2013.