El Tema 8

El tema 8 es como el primer amor: no se olvida nunca.

Repertorio de vituperios anticholistas y catálogo de tropelías contra el Atleti durante la temporada 2024-25

Parecía imposible de superar, pero ha ocurrido. Esta temporada 2024-25 se han exacerbado los vituperios contra el Atleti y la madre de todas las tropelías se ha perpetrado contra los colchoneros. Lo nunca visto: por supuesta infracción, se le dio directamente por fallado un penalti que fue gol, sin opción a la repetición, en la máxima competición continental. Recuerden para siempre el acontecimiento vivido, del que hablaremos en profundidad más adelante, porque nunca se volverá a contemplar.

Desde que el Atlético de Madrid conquistó su undécimo título de Liga se han sucedido cuatro temporadas consecutivas en las que se han ido acumulando agravios comparativos, presiones externas y decisiones arbitrales que han perjudicado sistemáticamente al equipo colchonero. A los atropellos de las temporadas 2021-222022-23 y 2023-24 ya aquí glosados, la Liga que acaba de concluir es otra muestra sangrante más de la lucha que, prácticamente desde el primer y hasta el último partido, tiene que acometer todos los años el Atleti contra todo y contra todos. Y más en este curso 2024-25 en el que el club que entrena Diego Pablo Simeone aguantó casi hasta el final en las tres máximas competiciones. Pero empecemos por el principio de esta nueva edición de la lista de desmanes.

Ruido en el Bernabéu urdido por vecinos colchoneros

Ante la visita de la estrella norteamericana del pop Taylor Swift, surgió un clamor de quejas de los vecinos del estadio Santiago Bernabéu (estadio donde se iban a llevar a cabo sus macro conciertos) por el alto nivel de los decibelios. Y atascos, conglomeraciones, obras… A buenas horas y más vale tarde que nunca. Porque, aunque siempre hayan tratado de silenciarlo, los vecinos de aquella zona llevan padeciendo desde hace décadas los inconvenientes de tener en su barrio un campo de fútbol que en cualquier país civilizado y preocupado por el medioambiente, como nos hacen creer que es España, se habría trasladado a las afueras. Por ejemplo, como fue «invitado» el Atlético de Madrid a abandonar su antigua ubicación.

El caso es que se intentó responsabilizar de las protestas vecinales… a un complot orquestado por aficionados rojiblancos. Y, por arte de magia, salió a la palestra un antiguo director de marketing del Atlético de Madrid, residente en aquella zona, que emboscado y por puro antimadridismo, estaba malmetiendo y utilizando a la Asociación Vecinal de Perjudicados por el Bernabéu. Lejos de todo ese ruido nacionalmadridista, la realidad fue que, según Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, todos los eventos celebrados hasta la fecha en ese estadio habían incumplido la normativa vigente, lo que dio lugar a la apertura de las correspondientes inspecciones. Y el concierto de Swift no iba a ser la excepción: se constataron veinticinco denuncias a la Policía Municipal que condujeron a dieciséis mediciones acústicas.

A las pocas semanas, justo cuando circulaba la noticia de que el estadio madridista había sido elegido como el mejor del mundo, el Ayuntamiento tomó medidas drásticas y el club de Concha Espina se vio obligado a suspender los conciertos durante toda la temporada. Además, la incoación de aquellos expedientes concluyó con la imposición de sanciones por valor de 2,6 millones de euros a los promotores de los conciertos celebrados, por superar los decibelios establecidos en la Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica… cosa que a saber cómo acaba, sabiendo todos de qué equipo son la mayoría de los jueces instructores en lo contencioso-administrativo, civil, laboral, mercantil, penal o constitucional.

Ante la retahíla de despropósitos de la obra erigida a mayor gloria de Florentino Pérez, se quiso continuar embarrando la cosa: como en el estadio Metropolitano se seguían celebrando, con todos los requisitos procedimentales y sin incidentes, conciertos de artistas de la talla mediática de Bruce Springsteen, Morat o Estopa (más los anunciados para el verano de 2025: Ed Sheeran, Natos y Waor, Imagin Dragons, Iron Maiden, AC/DC, Stray Kids, etc.), los voceros del florentinato reprocharon al Atlético de Madrid que no quisiera ceder su estadio para acoger los conciertos ya comprometidos (Dellafuente, Aitana, Lola Índigo…) por el club de Concha Espina, llegando a responsabilizar al club colchonero del correspondiente daño que ello iba a suponer al PIB de Madrid. Que cada palo aguante su vela: al Atleti se le mandó al exilio por parte del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y nadie tiró de datos macroeconómicos.

Carlos Lamela, arquitecto del estadio madridista antes de la última reforma, puso la cordura en declaraciones a mediados de mayo para el el podcast JC7 Arquitectura: «Cuando nosotros hicimos la propuesta no estaba considerado el tema de los conciertos ni el sistema del hipogeo con el pliegue de las bandejas de los campos (…) En la primera fase de la propuesta ni siquiera estaba planteado que se pudiese cubrir el campo. Y ya en la segunda fase se nos requirió a los diferentes equipos que incorporásemos una cubierta en el terreno de juego, que yo sinceramente creo innecesaria porque en un clima como Madrid… Yo creo que todos los campos que hay cubiertos son por otro tipo de climas (…) Nunca se tenía que haber planteado el tema de los conciertos en el Bernabéu porque es inviable». Para rematar, el cantante puertorriqueño de reguetón Bad Bunny vendió con un año de antelación y en apenas unas horas el equivalente a 600.000 entradas para diez conciertos que se celebrarán en mayo y junio de 2026 en el estadio Metropolitano, con lo que ello supondrá económicamente para el Atlético de Madrid. Lo que le faltaba al presidente madridista.

Fascistas, franquistas y Llorente, además, nazi, negacionista, alarmista y conspiranoico

A propósito de un turbio suceso a raíz del cual el hermano de Begoña Villacís fue tiroteado y asesinado, la prensa, tan dada a adjetivar a unas personas y a otras no, encontró rápidamente el pretexto para cargarle el muerto al Atleti: «Al igual que otros neonazis, Kevin simultaneaba su militancia en grupos políticos (Skin Retiro) con el hooliganismo en Suburbios Firm, una de las facciones más radicales de los ultras del Atlético de Madrid, célebres por su sintonía con otros grupos de ideología neonazi como Hogar Social Madrid», se podía leer en El Mundo. Pasaron por alto que el hermano de la ex vicealcaldesa de Madrid era un hooligan del Real Madrid y que militaba en los Ultras Sur, facción neonazi/fascista/franquista (márquese lo que proceda, al estilo de la prensa progresista) del equipo de Concha Espina. Pero eso los medios lo suelen obviar, no vaya a cortarles el grifo publicitario Florentino Pérez.

Conectado con esto, Marcos Llorente publicó en su Instagram una foto luciendo palmito al sol de Hawaii… que degeneró en acusación de ser un negacionista del melanoma de cáncer de piel. Se ve que algunos pueden opinar y otros no porque hasta Javier Padilla, del Ministerio de Sanidad, salió a rebatir las palabras de Llorente. Igual ayudó que Llorente no cumple con los requisitos del manual del buen progre y que parece ser que no es votante de izquierdas. Lo siguiente fue, lógicamente (salvo que siguiera siendo jugador del Real Madrid… lo hemos comprobado con los casos penales y fiscales que han proliferado en el club blanco), tratar de cancelarle. Y lo más fácil y eficaz, ya se sabe que es tildar a alguien de nazi, fascista o franquista. Y surgieron peregrinas comparaciones entre el logo de Rhudo, uno de los locales de hostelería propiedad de Llorente, y la esvástica hitleriana.

A Marcos Llorente le volvieron a pasar la factura de no ser políticamente correcto: a raíz del tristemente inolvidable apagón del 28 de abril de 2025, el tren en el que jugador del Atlético de Madrid viajaba a Marbella junto a su mujer y a su hija se quedó varado en las vías férreas.

Llorente publicó en su cuenta de Instagram una foto suya por las vías arrastrando el equipaje acompañada del texto “La vida pasa y las conspiraciones van haciéndose realidad. En un mundo de locos es al cuerdo al que llaman loco». El jugador rojiblanco, acostumbrado a ruido de sus haters, tiró de ironía y filosofía, hizo oídos sordos y siguió a lo suyo, completando de nuevo una gran temporada.

La Eurocopa como termómetro del virus del nacionalmadridismo

No es que los jugadores del Atleti presentes en la Eurocopa estuvieran muy brillantes. No había muchos (Griezmann, Oblak…) y, por lo general, no completaron buenos partidos. De los ex-rojiblancos, sólo Rodrigo Hernández, ahora Rodri, contó con el elogio unánime de la prensa. La misma que le silenciaba y ninguneaba cuando salió de la cantera del Atlético de Madrid y jugó en el primer equipo.

Hasta Memphis Depay, que cuajó buenos partidos con la selección neerlandesa y fue decisivo para la clasificación de Países Bajos para las semifinales de la competición con su asistencia para el 1-1 frente a Turquía, fue ignorado. Éste era el tuit del experto de la COPE en estadística… y éste el que le había dedicado minutos antes al gol de un turco que juega en el Real Madrid. Encuentren las diferencias.

Primera jornada de Liga, primera tropelía

En Villarreal el Atleti pudo irse perfectamente con los tres puntos en juego si una flagrante plancha de Bailly a Correa hubiera sido castigada como penalti. Ni amarilla fue para el defensor. Por bastante menos Correa sería expulsado en Getafe en un partido de la segunda vuelta que condicionaría, para mal, el tramo final de la temporada del club rojiblanco.

Cantidad de jugadas parecidas han sido decretadas esta temporada como penas máximas, incluso una en el Real Madrid-Atleti contra los de casa, cosa rara. El caos interpretativo arbitral empezaba, como casi todas las temporadas, perjudicando al Atlético de Madrid y restándole puntos decisivos para la clasificación final.

Ocasión manifiesta indemostrable

Como la zona DOGSO o el saque de banda con un pie dentro del campo, de nuevo tocó experimentar con el Atleti. Esta vez descubrimos que la mano de un portero (Gazzaniga, del equipo de la capital gerundense) fuera de su área, cuando el balón iba a portería, no es tarjeta roja sino simple amarilla. Si el escándalo amainó fue porque el tanteo final de 3-0 favorable al Atlético de Madrid hizo que fuera irrelevante la decisión arbitral. La comparación que viene a continuación, hace daño a la vista.

La clase magistral, como en otras ocasiones, vino del ínclito ex árbitro Iturralde: «¿Por qué no le expulsan? Porque consideran que no es una oportunidad manifiesta de gol al no tener posesión de balón... Es indemostrable que Julián fuera a llegar primero a ese balón, así que no es ocasión manifiesta«. La delgada y subjetiva línea que separa la voluntariedad de la involuntariedad y la ocasión manifiesta de una que no lo es según sean los colores de la camiseta… Veremos lo rápido que cambian de criterio cuando la jugada sea en contra de los colchoneros o afecte a cualquier otro equipo.

No hay dos sin tres

En el inesperado empate en el estadio Metropolitano frente al Español de Barcelona (a pesar de jugar media hora magnífica plagada de ocasiones a pares de Álvarez, Lino y Sørloth), también se produjo una jugada que el árbitro inclinó en contra del Atleti: Koke remató y, cuando el balón se disponía a entrar en la portería, Riquelme remachó. Los expertos rápidamente se pusieron de acuerdo en que el gol, inicialmente concedido por el árbitro, estaba correctamente anulado tras el exhaustivo análisis de las líneas por parte del VAR… por la uña de un pie.

Lo que no se aclaró -ahí sólo había una toma, ni ojo de halcón ni pulsera que vibra…. vaya por Dios- es que si Riquelme, cuando toca el balón (al que no hubieran llegado ni el defensor españolista que estaba por delante ni el que llegaba por detrás), éste había o no atravesado la línea de gol. Porque si son escrupulosos con lo de un milimétrico fuera de juego (por no hablar de lo absurdo de la regla: en la jugada en cuestión había ¡¡cuatro!! jugadores del Español por detrás del portero, al parecer insuficientes para adelantarse a Roro e impedirle que marcara), también deberían mostrar grafismo de lo otro, no se vaya a malpensar que hay un patrón en las actuaciones arbitrales contra el Atlético de Madrid.

La neo lengua arbitral: el penalti residual, el pisotón territorial… ¡y a la tercera, penalti!

En la cuarta jornada el Atlético de Madrid no sufrió ninguna ignominia arbitral. Pero el vecino de la capital volvió a disfrutar de una nueva interpretación del reglamento para favorecerle, como viene siendo habitual. En esta ocasión, para disculpar un pisotón de su portero a un jugador del Betis, el ex árbitro Iturralde González tiró de un nuevo y peregrino concepto: “el penalti residual”. Otro experto en la materia, Mateu Lahoz, se inventó “pisotón territorial”, una cursilada para exculpar a Courtois.

Y descubrimos una nueva praxis de la sala del vídeo arbitraje: el que maneja las repeticiones manda sobre el colegiado de campo y le condiciona. En este caso el árbitro del VAR Muñoz Ruiz así lo decidió literalmente: “El fuera de juego no te lo enseño» (a Arberola Rojas), resolviendo de un plumazo y por su cuenta un más que posible off-side (el fuera de juego semi automático es el nuevo dogma de fe con el que se nos quiere hacer comulgar) la jugada que finalizaría con penalti en contra del Betis y que supondría el 2-0 para el Real Madrid.

La última aportación es, de nuevo, del inefable Iturralde, siempre con ganas de protagonismo. En esta ocasión se trataba de justificar un lance del Real Madrid-Getafe, para lo cual recurrió a un protocolo en caso de reincidencia recién sacado de la chistera: por lo visto, la primera vez se avisa, la segunda vez se amonesta y la tercera vez se pita penalti. Lo que nos retrotrajo a los entrañables partidos en el patio de colegio.

«¡Julián, por favor, quédate en Buenos Aires!»

Probablemente Julián Álvarez no sepa quién es Jorge D’Alessandro. Así que habrá que glosar sus logros: cancerbero argentino que militó en San Lorenzo de Almagro (con el que campeonó) y U.D. Salamanca (con el que alcanzó dos Trofeos Zamora), D’Alessandro fue entrenador del Atleti durante la parte final de la temporada 1994-95. Pese a que se hizo cargo de los madrileños en un momento crítico de esa Liga, finalmente el argentino consiguió mantener al equipo en 1ª División y, aunque se postuló para ser renovado, finalmente aterrizó en el Vicente Calderón el artífice del Doblete del año siguiente: Radomir Antic.

Con estos antecedentes, a Julián Álvarez le costará entender que un compatriota suyo, que además había militado en el Atlético de Madrid, no le diera ni cuatro partidos de margen para valorar su andadura en el club colchonero y arremetiera contra su fichaje en un programa nocturno. Y es que, quizá, que no se le renovara como entrenador colchonero le hace tener esas desaforadas arremetidas y malos modos contra Simeone (sin nombrarle) que, además, le dan munición al enemigo. Basta con fijarse, sin necesidad de que abran la boca, en las reacciones con que los tertulianos madridistas que esa noche -como todas- copaban el plató recibían las diatribas de Jorge D’Alessandro hacia Álvarez dando cabezazos de asentimiento y mostrando caras de satisfacción. Lo que también valió la pena fue contemplar la cara de D’Alessandro cuando Álvarez fue consiguiendo un gol detrás de otro a partir de la quinta jornada de Liga. Es la consecuencia de prestarse a ser el tonto útil en territorio enemigo para ganarse el plato de lentejas. Otro incombustible de las ondas (qué mala cantera tiene Periodismo, que siguen los mismos plumillas copando todos los medios desde los años noventa) y supuesto experto en el ex entrenador del Barça, Emilio Pérez de Rozas, soltó otra insidia: “Si Guardiola le ha dejado irse del City, será por algo”. Lo que no contaban los detractores de Álvarez es que el jugador argentino se adaptara tan rápidamente al fútbol español y que, hasta el final de temporada, acumulara actuaciones brillantes una detrás de otra (penalti «a lo Panenka» en el Bernabéu incluido) para concluir la temporada con la considerable cifra de 29 goles más 7 asistencias: su mejor marca desde que el de Calchín es jugador profesional. Como el mal no descansa, en el programa El Chiringuito, voceros del Real Madrid y del Barcelona tiraron de las cantinelas de «Se va a ir» o «El Atlético se le queda pequeño«, síntoma de que su exitoso fichaje escoció, y auguraron que Álvarez fichará por alguno de esos dos clubes. Siempre El Chiringuito.

A la caza de Le Normand

Llegó el parón de selecciones por los compromisos de la selección española en la fase clasificatoria de la Liga de Naciones. Le Normand, uno de los flamantes fichajes del Atleti para la temporada 24-25, había arrancado la sesión justificando su fichaje a la Real Sociedad y erigiéndose inmediatamente en el líder de la defensa colchonera. Y, como había que rellenar páginas y minutos en prensa porque venían dos semanas sin Liga, varios medios escogieron al hispano-francés para entrevistarle.

En un momento, mientras firmaba autógrafos a aficionados que habían acudido a ver un entrenamiento de España, se le captó reprochando (eso sí, de muy buenas maneras: si algo ha demostrado Robin Le Normand desde siempre es que es todo educación y amabilidad y en este mundo del fútbol español quizá le convenga enseñar el colmillo de vez en cuando) a un aficionado que le firmara su camiseta… del Real Madrid, teniendo a mano a “mil jugadores” madridistas para pedirles con más razón lo mismo. Y el vídeo corrió por las redes para poner en evidencia a Le Normand, que se había limitado a tirar de sentido común. Con la Iglesia había topado.

En el mismo programa nocturno donde se lució Jorge D’Alessandro a propósito de Julián Álvarez, se le hizo al día siguiente a Le Normand un test en el que se tenía que decantar, en un juego binario, por rivales de otros equipos (retirados y en activo) con el claro objetivo de que se posicionara en favor o en contra de jugadores madridistas y así luego criticárselo. Ojo con los caramelos envenenados, que sólo buscan desestabilizar. Y la campaña (como la que sufrió de manera inmisericorde Morata la temporada anterior) terminó dando sus frutos: en el partido contra la selección suiza, el defensa rojiblanco fue expulsado y, pese a la goleada final 1-4 para España, quedó señalizado. Enrique Ortego (que ya había demostrado sus pocas dotes visionarias con aquel inolvidable «Luis Suárez va a acabar siendo un problema para el Atleti”… pocos meses antes de que el charrúa le hiciera campeón) le dedicó un artículo prácticamente entero a Le Normand con todo tipo de perlas: «… tiene un hándicap. Es un central que no tiene la piel de central. No sabe manejar su envergadura. Toma demasiadas decisiones equivocadas. Le falta oficio para un puesto de tanta responsabilidad. (…) A veces se perfila mal. Parece obsesionado con adelantarse (…). Le gusta bailar pegado y no hay partido en el que no cometa un par de penaltis… como mínimo. (…) Aunque tenga ya 27 años, a Le Normand, que tiene otras buenas virtudes, sobre todo el juego aéreo, los que le tienen cerca deben enseñarle a ser central. Un central de verdad». Alexis Martín-Tamayo (más conocido como «Míster Chip», un especialista en estadísticas que se permite el lujo de opinar y valorar aciertos y errores), se sumó a la campaña contra el defensor atlético con motivo del derbi en el Metropolitano: “Le Normand hace cosas muy extrañas. Cosas que, tarde o temprano, supondrán un disgusto para el Atlético y para la selección española”.

A primeros de octubre, un cabezazo del madridista Touchameni le provocó a Le Normand un traumatismo craneoencefálico con hematoma subdural que le tuvo en el dique seco cerca de dos meses. A su regreso fue convocado por Luis de la Fuente para un encuentro de Copa de Federaciones, en el que tuvo la mala fortuna de cometer un penalti. Aunque intrascendente, porque se terminó conquistando el título, la prensa panfletaria volvió a la carga contra Le Normand… porque Raúl Asencio no había jugado por culpa del defensor colchonero, que injustamente impedía el paso y frustraba la progresión del canterano madridista. Le Normand pudo así comprobar, con apenas unos meses de competición, que su vida discurría con más tranquilidad en San Sebastián, fuera de los focos de la prensa nacionalmadridista y que todo apunta a que será defenestrado como tantos colchoneros seleccionados por España que fueron criticados con lupa o que dejaron de ser seleccionados al dictado de los mercenarios de la pluma y el micrófono. Ejemplos hay a puñados: Setién, Manolo, Abel, Molina, Raúl García, Juanfran, Llorente…

La Pausa del Mechero

Todo venía gestándose gota a gota desde hacía semanas. Expulsiones perdonadas a jugadores del Real Madrid en los partidos previos, disparidad sangrante de horarios en perjuicio de los rojiblancos, supuestos llamamientos a la afición colchonera que asistiera al partido para que, embozados con mascarillas y capuchas, se insultara impunemente a Vinicius sin poderse leer los labios… Ya en vísperas del encuentro liguero Atleti-Real Madrid se extendió el bulo de que la LFP había pedido detener a los instigadores de esa intolerable campaña a través de las redes sociales, con poco éxito como era lógico. Lo que no se vio venir es que Correa, de nuevo, marcara en el descuento cuando el madridismo se frotaba las manos y se disponía, como de costumbre, a faltar al respeto al club Atlético de Madrid. Entonces, lo deportivo dejó de interesar y, como con el tema del racismo, del machismo o de la homofobia, se pretendió demonizar a un equipo y poner como ejemplo de señorío (como de costumbre) al otro. La cosa se salió de madre: hasta la prensa generalista y del corazón, fingiendo estar muy consternada y preocupada, se puso manos a la obra… para señalar a un equipo y mirar para otro lado con el otro: «El derbi de la vergüenza» tituló El País. Lo cual no terminaba de cuadrar con la magnífica instantánea que captó el fotoperiodista Chema Rey.

El columnista Julián Ruiz etiquetaba dramáticamente el partido disputado como «Un escándalo vergonzoso que será la tumba del fútbol». Ignacio Camacho, un clásico del centro centrado, y Eduardo Inda, navarro madridista -insuperable oxímoron- se indignaban tirando del comodín de «los dos hinchas rivales muertos» hace décadas y que, al parecer, estigmatizarán para siempre a todos los aficionados colchoneros habidos y por haber y hagan lo que hagan. Los humoristas gráficos Gallego & Rey publicaron en el diario El Mundo una ignominiosa viñeta con Hitler portando una bandera y etiquetado como «ultra rojiblanco». Ignoramos si desde el club se elevó alguna queja al periódico pero sí sabemos que la infame analogía dio lugar a que la Asociación Señales de Humo interpusiera contra los dibujantes la correspondiente querella por injurias y calumnias.

Marca se refirió a El Mecherazo, aunque no sabe muy bien a quién porque a nadie le impactaron con un mechero. Y para qué traer más ejemplos. Esta gente súbitamente hiperventilada no ha debido ver o se les ha olvidado selectivamente lo que le han tirado al Atleti en esos campos de Dios (sin remontarse mucho, hace dos años, a su llegada al campo de la Real Sociedad, el autobús del Atleti fue acompañado con lanzamiento de piedras, botellas y palos) en los que, una semana sí y otra también, se le recibe de uñas, cuando al otro equipo de la capital se le pone la alfombre roja y se festejan sus goles más que si fueran locales. Tampoco debieron ver o lo han olvidado a la afición del Bernabéu mandando a recolectar algodón a un portero rival nigeriano o vaticinando la enfermedad del SIDA a un entrenador rival por su supuesta homosexualidad.

Finalmente se impuso una sanción al club de 45.000€ y se decretó el cierre de los vomitorios del 127 al 133 del fondo sur bajo del estadio Metropolitano durante tres partidos. Con un canto en los dientes después de ver a todo el aparato transversal nacionalmadridista, ministros y ministras incluidas, pidiendo sanciones ejemplarizantes para el Atlético de Madrid, no se sabe aún muy bien porqué. Los “Courtois, muérete” después de que el portero se encarara con el Fondo Sur tras el gol de Militao, deben ser más graves que los “Griezmann, muérete” con que los ultras donostiarras justo una semana después dedicaron a su ex jugador y que no dieron lugar a reproche ni sanción alguna.

Al poco tiempo vinieron todo tipo de improperios contra los jugadores de color del Barcelona por cometer la osadía de exhibirse (0-4) en el Bernabéu: los insultos contra Raphinha y Lamine Yamal amagaron con sanciones ejemplares, para luego quedarse en nada. A fecha de hoy, transcurridos meses desde aquellos lamentables hechos, aún se anda buscando a los responsables. Quizá la Policía Nacional les esté buscando en el estadio equivocado, como le pasó a su community manager.

Por no hablar de que durante un Espanyol-Athletic de Bilbao, el juego estuvo detenido tres minutos por insultos racistas a Iñaki Williams. En la final de la Copa del Rey entre F.C. Barcelona y Real Madrid, jugadores madridistas desde el banquillo y la grada le dijeron de todo al árbitro Burgos Bengoechea. Incluso uno de ellos, el simpático y campechano Rüdiger, tuvo que ser detenido por sus compañeros porque, con cara desencajada, quería ajustar cuentas con el árbitro tras ser expulsado por lanzarle hielos directamente al trencilla. “Se volvió loco, ya no tenía el control”, resumió el ex jugador alemán Lothar Matthäus. Como sanción, cosa rara, seis partidos. Aunque a otros, que lucían la camiseta rojiblanca, por menos les sancionaron con ocho encuentros.

Encima de argentino, ¡hijo del Cholo!

Otro jugador del Atleti que empezó a callar bocas en noviembre fue Giuliano. Lo de “ser hijo de” nunca es fácil. Pero más para unos que para otros. Por ejemplo, el hijo de Ancelotti (un tal Davide, que ejerce como ayudante de entrenador y que esta temporada, por estar su padre sancionado, hasta ha dado ruedas de prensa destilando autosuficiencia) nunca ha sido cuestionado. Sin embargo, fue aparecer el hijo pequeño de Simeone en las alineaciones, y empezó la campaña para matar al padre, al que se acusó de favoritismo y a lo que es peor, se sumaron las faltas de respeto hacia el jugador, por parte de propios (Iñako Díaz Guerra: «Reinildo y Simeone jr. son futbolistas del Atleti de Pepe Murcia» o José Miguélez: «Simeone Junior emociona como hincha, pero como futbolista no va a llegar») y extraños (Paco García Caridad: «Giuliano Simeone no tiene nivel Atlético de Madrid… lo diga el Cholo o lo diga quien sea, no lo tiene»), como si en el apellido llevara el estigma.

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Las fobias y deseos de unos y otros chocaron (como tantas veces en que los periodistas se olvidan de analizar el fútbol y en su lugar prefieren formar en vez de informar) con la realidad: a partir de noviembre se fueron acumulando partidazos de Giuliano: asistencia a Griezmann contra el Leganés, penalti provocado contra el Vic, gol contra Las Palmas, asistencias a Álvarez contra Mallorca y Sparta de Praga, partidazo en Valladolid, premio MVP al mejor jugador en el partido contra el Alavés, gol y asistencia en Salzburgo, doblete ante el Getafe en cuartos de final de Copa del Rey, penalti provocado y gol contra el Valladolid… Para más inri, Scaloni convocó al Cholito para el partido oficial de la selección argentina contra Perú, aunque no llegó a saltar al césped. Y en el siguiente partido contra Brasil, con la clasificación para el Mundial en juego, debutó marcando con la albiceleste. Cómo sería la cosa para que García Caridad se disculpara en antena con el hijo de Simeone: “Fui imprudente diciendo que Giuliano Simeone no tenía nivel para el Atlético de Madrid“. Pues en pleno mes de marzo, cuando Giuliano seguía demostrando su valía partido a partido y el Atleti aún tenía posibilidades en todas las competiciones, un tal Carlos Forjanes afirmó que «Al Atleti le sobran los dos Simeone». Sueño y anhelo que se comprende cuando se comprueba que el periodista cubre al Real Madrid para el Diario As.

Y a nadie le importa… que haya vuelto el escudo

«Y a nadie le importa» es el nuevo e importante mandamiento de Simeone, mientras encoge los hombros, a añadir a su largo apostolado desde 2012. Ya lo empleó en alguna ocasión durante la temporada pasada, pero ha sido en la presente cuando ha calado. Se aplica al agravio comparativo con otros equipos: a la hora de programar las fechas y horarios de los partidos por parte de la Liga de Fútbol Profesional, al Atleti siempre le sale rana.

Tampoco parece importarle a nadie que medios de comunicación de la visibilidad y audiencias de Telemadrid o COPE sigan, aún a finales de febrero de 2025, incluyendo en sus grafismos el logo descatalogado del Atlético de Madrid que su afición decidió en referéndum celebrado en junio de 2023 que fuera reemplazado por el escudo original. A ver si de una vez la gente se entera de que ni el logo ni el Wanda existen.

Todos los políticos son iguales… de madridistas

Óscar López, ministro sanchista, se metió en un enmarañado jardín (por si no fuera poco presentarse como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid par ser masacrado por la invencible Isabel Díaz Ayuso) demostrando muy poca sensibilidad y muy poco ojo clínico: «Hay que dar a los madrileños un Madrid-Barça. Y lo van a tener». Torpes declaraciones con las que el político socialista coincide con inoportunas frases de rivales como Alberto Núñez Feijóo y Borja Semper e impropias de gobernantes con vocación de servir a toda la ciudadanía. El madridismo transversal y sociológico, que se dice. Y hasta el que resultó elegido presidente de la RFEF (pese a su pasado turbio, que incluía una condena por prevaricación, de la que fue finalmente absuelto tras interponer el correspondiente recurso), un tal Rafael Louzán, se significó descaradamente hacia dos equipos españoles («Real Madrid y FC Barcelona son nuestras mejores marcas, hay que cuidarlas») más un intolerable lapsus hacia uno de ellos que le delató («Todo el madridismo estamos muy contentos de la labor de Florentino Pérez todo estos años»). Antes de tomar posesión oficial de su cargo, ya se había cubierto de gloria.

El ex alcalde de Valladolid y actual Ministro de Transportes, Óscar Puente, todo un ejemplo de gatillo fácil cuando se trata de faltar al respeto y bloquear en las redes sociales a ciudadanos que le critican y le pagan su jugoso sueldo, también se retrató cuando le reprocharon sus frecuentes presencias en el palco del Santiago Bernabéu: “Voy a ese palco como he ido al de Vallecas, al de Alcorcón, al de Getafe, al Wanda, al Benito Villamarín o al de Zorrilla”. El «Wanda» como infalible detector de nacionalmadridistas.

El arte del Photoshop

A la izquierda el jugador del Real Madrid Vinicius Junior eufórico tras dejar tumbados a los rivales barcelonistas y marcarles un gol. A la derecha, Alexander Sørloth celebrando su gol y los jugadores del Barça desolados tras el 1-2 que cerró la primera vuelta de la competición doméstica, con el Atlético de Madrid como líder y campeón de invierno.

El problema era que la imagen original y real de lo que sí pasó es la de Sørloth. La de Vinicius es manipulada porque ese momento no existió nunca jamás. Sólo anidó en la cabeza de algún «experto» en edición digital al servicio de la Liga de Fútbol Profesional que, aparte de trucar las imágenes con el programa Photoshop, no respetó los derechos de autor del fotógrafo.

Sospechosos habituales del extrarradio

La semana del Derbi de Liga venía caliente “como su puta madre”, que diría Luis Aragonés. A la ya recurrente carta de protesta del Real Madrid (y de su canal de televisión) contra el estamento arbitral cada vez que se cree perjudicado, se sucedieron respuestas en plan vacile por parte del encargado redes sociales del Atleti. La prensa nacionalmadridista, dándose por aludida, consideró que había que salir a defender al amo como fuera. Así se sucedieron todo tipo de intervenciones de esos supuestos periodistas que hacen de peones de brega rasgándose las vestiduras y luciendo su habitual falta de señorío. Especialmente retorcida fue la redacción de una noticia que publicó El Mundo, firmada por un tal Luis Durán recurriendo al ya clásico peligro que rodea los aledaños de los estadios del Atlético de Madrid: “Dos chicos de 18 años heridos tras ser apuñalados junto al estadio Metropolitano”.

Qué se puede esperar de un medio cuyo director de las ediciones digitales tiene en su perfil de Twitter que es “de Madrid y del Madrid”. Luego se quejan de que no venden y de que necesitan subvenciones gubernamentales. Afortunadamente, en esa red social existe una herramienta en manos de los usuarios para exponer las vergüenzas de periodistas y políticos. Y así, los lectores sentenciaron con una nota de la comunidad: “El titular es engañoso y busca hacer creer que los hechos tienen que ver con el Atlético, pero la calle Deyanira se encuentra a casi 4km del estadio Metropolitano, 50 min andando o 30min en transporte público”. Lo único de agradecer del titular de El Mundo era que no llamara al estadio Metropolitano “el Wanda”…

La importancia de tener la percha de Simeone

Los medios al servicio de desestabilizar al Atleti se tiraron unos cuantos días buscándole los tres pies al gato. El club rojiblanco, en sus redes sociales, había publicado una foto en la que Simeone, camino del vestuario antes de un partido, sostenía entre sus dedos anular y corazón su característica chaqueta negra. Y ahí -saltaron los amanuenses- tenía que haber una clave encriptada: ¡El entrenador argentino le estaba dedicando el gesto de los cuernos a la prensa! ¡Qué falta de respeto del Cholo!

Tan absurdo debate dio de sí lo justo: bastó refrescar las fotos de otros partidos anteriores del Atlético en los que Simeone se dirigía con la misma pose de manos y chaqueta a sentarse en su banquillo.

Las rojas van por barrios

Que el centrocampista del Atlético de Madrid Pablo Barrios debe reflexionar sobre la necesidad de hacer entradas temerarias en momentos del juego y zonas del campo irrelevantes, está claro. Pero también hay que denunciar que, cuando es a él al que le clavan las botas en el gemelo, la gravedad se relativiza. Por ejemplo, cuando el jugador del Real Madrid Dani Ceballos durante la jornada 23ª de Liga le hizo a Barrios una entrada salvaje que sólo mereció la tarjeta amarilla.

(c) Alberto Gardin / NurPhoto vía Getty Images

Valga como ejemplo la comparativa de cuatro lances que se dieron en dos jornadas seguidas del mes de febrero. La trascendencia de esta jugada de la jornada de Liga 24ª frente al Celta no fue poca: el empate final 1-1 de aquel partido truncó la racha de quince partidos consecutivos ganados del Atlético de Madrid y fue el inicio de la crisis que terminó descartando a los rojiblancos para los tres títulos en los que, hasta ese momento, marchaba con claras opciones.

Estas tres acciones que se ilustran en el tuit adjunto tuvieron lugar en la misma jornada de Liga. Sólo la entrada de Pablo Barrios fue castigada con tarjeta roja. El madridista Camavinga (como su compañero Ceballos en la jornada anterior) y el valencianista Fran Pérez se marcharon de rositas. Una decisión que impidió al Atlético de Madrid asaltar al liderato en esa jornada, al verse obligado a jugar con uno menos durante noventa minutos.

El minuto de silencio

Tras el partido de ida de octavos de final de la máxima competición continental el diario El Mundo recogía que «Un nutrido sector de los aficionados del Atlético de Madrid no respetaron el minuto de silencio por el exjugador del Real Madrid, Javier Dorado. A pesar de que tanto Real Madrid como Atlético de Madrid se juntaron en el corazón del Santiago Bernabéu (…) los ultras del Atlético de Madrid boicotearon el minuto de silencio.»

Eso, el relato. El dato: los jugadores del Atlético de Madrid portaron brazaletes negros y guardaron un minuto de silencio en respetuoso recuerdo hacia Javier Dorado, exfutbolista del Real Madrid recientemente fallecido. De lo que se trataba era de calentar el encuentro de Copa de Europa y desestabilizar al equipo que llegaba en mejor estado de forma.

¡Vamos a la playa oh, oh, oh oh…!

Como derivada de la anterior canallada, se extendió para calentar el partido de vuelta de Champions League que el Atleti vendía en su página web oficial balones de playa hinchables como provocación y falta de respeto al jugador madridista Vinicius, enzarzado desde que no consiguiera el trofeo al Balón de Oro con que la gente no le aprecia en su justa medida por por envidia, racismo y xenofobia. 

La realidad era que el balón de playa, con los colores rojo y blanco del club madrileño, era un artículo más de los que el Atleti viene ofreciendo en su web desde mucho tiempo atrás. Pero el madridismo lo aprovechó para victimizar a su jugador Vinicius. Otra cosa fue que, ya habiéndose viralizado el impostado enfado del Real Madrid, alguien del público se cachondeara del jugador brasileño y que el impagable momento, aunque desgraciadamente sin Vinicius en el encuadre, fuera inmortalizado.

Penalti paranormal

Por su trascendencia (cruce para pasar a cuartos de final de Champions League), el asunto fue digno hasta del programa Cuarto Milenio. De hecho Íker Jiménez tuiteó al respecto. Lo nunca visto que, como casi siempre que anda el Real Madrid por medio, echó por tierra las posibilidades del Atleti de seguir progresando en la competición europea.

Si en un penalti el guardameta se mueve antes de tiempo y para el balón, el castigo no es conceder el gol, sino que el penalti se repita. O sea que se le da una nueva oportunidad al infractor de volverla a parar. Lo mismo ocurre cuando algún jugador del equipo que chuta (y marca gol) entra antes de tiempo al área: se manda repetir. Así que el equipo infractor tiene una nueva ocasión de anotar. En consonancia, si el que chuta marca habiendo tocado voluntariamente más de una vez el balón (que aún está por demostrarse), el penalti también se debería volver a repetir, como en los dos anteriores casos. Pues no: aquí se decretó (no lo debería tener previsto la norma) directamente que Julián Álvarez había fallado su penalti. Y todo decidido en treinta segundos. Absurdo e injusto. No lo volverán a ver nuestros ojos porque no tiene ni pies ni cabeza. De nuevo, el Atleti utilizado como conejillo de Indias. Aunque la UEFA lanzó -tras una incomprensible por tibia protesta que el club colchonero elevó al día siguiente- un confuso comunicado (incluyendo una toma sacada de no sé sabe dónde y que cantaba a ingeniería retocada en un estudio de postproducción digital) en el que balbuceaba que en un futuro inmediato revisaría la norma (como reza la máxima del Derecho: “a confesión de parte, relevo de prueba”), el daño irreparable ya estaba hecho. A las pocas semanas del penalti de Julián Álvarez, la UEFA deshizo el binomio Marciniak (árbitro de campo)-Kwiatkowski (VAR), que llevaban más de tres años pitando juntos. Lo cual se interpretó como muestra de mala conciencia.

Salvo algunos medios periodísticos extranjeros, la prensa deportiva española nacional mayoritariamente miró para otro lado por sectarismo y forofismo. Hubiera sido interesante ver sus reacciones si el penalti se lo hubieran anulado al otro equipo español. Uno de los pocos que presentó batalla con su pluma fue el periodista Alberto Barbero, que así lo resumió acertadamente: «el Atlético debe ser el único equipo de la historia que ha perdido una tanda de penaltis cometiendo los mismos fallos que el rival. Uno, el de Llorente. Por si alguien lo ha olvidado, el Real Madrid debe ser el único equipo de la historia que ha ganado una tanda de penaltis cometiendo los mismos fallos que el rival. Uno, el de Lucas Vázquez». Quizá la designación, semanas después del atropello, del estadio Metropolitano como sede de la final de Champions League 2026-27, fuera el motivo para renunciar a presentar batalla en más altas esferas. Cosa que sí hicieron, aunque sólo fuera por vergüenza torera, distintas peñas y asociaciones del Atlético de Madrid.

Carletto posa en el banquillo del Atleti

A finales de marzo saltó la noticia de que la Fiscalía de Madrid solicitaba cuatro años y nueve meses de prisión para el entrenador del Real Madrid Carlo Ancelotti por presuntamente haber defraudado al erario público español 1.062.079 euros, reclamándole la imposición de dos penas de multa por importe de 3.186.237 euros. Pues bien, para ilustrar el texto, a un medio digital sólo se le ocurrió escoger una fotografía de Ancelotti sentado en el banquillo de suplentes del estadio Metropolitano, con el escudo del Atlético de Madrid bien destacado. Lo cual se une a otros titulares y grafismos -llamémoslos creativos- aquí descritos. El medio en cuestión era el periódico Mundo Deportivo… que luego dicen que es de querencia colchonera.

A los pocos días el diario Marca publicó la noticia de que una mujer había denunciado al jugador del Español Álvaro Aguado por presuntamente violarla en los lavabos de la discoteca Opium de Barcelona. Casualmente, la edición digital de “El diario de todas las aficiones” no encontró otra foto para ilustrar la noticia que una en la que el foco se centraba más en varios jugadores del Atleti que en el propio Aguado, y eso que las había. Tanto la foto de Ancelotti como la de Aguado fueron sustituidas ante las protestas de la afición colchonera, pero la indecencia ahí queda.

La doble vara de medir y, en caso de duda, tarjeta para el Atleti

Kondé sacó todas las papeletas para ser expulsado en el encuentro Atleti-Barça: por darle dos bofetones con el revés de su mano a Giuliano y por aterrizar con sus tacos en la rodilla de Reinildo.

Ni tarjeta amarilla recibió en ninguno de los dos lances, quizá fuera (hay que ser mal pensado) porque hubiera supuesto su expulsión. En ninguna de las dos jugadas, a pesar de su claridad, el VAR consideró necesario avisar a Burgos Bengoechea para que revisara las acciones en la pantalla. Contrasta con la rapidez que se decidió por parte del equipo arbitral expulsar a Barrios contra el Celta o a Correa contra el Getafe que a la postre le supondrían al Atleti perder cinco puntos..

A los pocos días Koke, cuando el equipo celebraba el importante triunfo 1-2 en el Sánchez Pizjuán, tiró de retranca y le exhibió una tarjeta amarilla a su compañero Le Normand. En Sevilla, el árbitro había machacado al Atleti a amonestaciones (4 contra 1 para los sevillistas) pese a cometer menos faltas que el rival (12 frente a 14), como viene siendo costumbre repetida partido tras partido.

El Día de (hacer todo lo posible para fastidiar al) el Niño

Para cerrar la temporada, nada mejor que incrustar en este post la atinada viñeta de ese gran colchonero y artista gráfico que es Jorge Crespo, a propósito de la ocurrencia, ya reincidente, de la Liga de Fútbol Profesional que preside un madridista confeso como es Javier Tebas, de programar el partido Atlético de Madrid-Real Sociedad un sábado a las 21:00 de la noche. Curiosa manera de homenajear y dedicar un partido a los jóvenes aficionados del Atleti en el Día (más bien noche) del Niño.

La temporada 2024-25 será recordada, tras su titubeante inicio, no sólo por la fatídica tanda de penaltis de la Champions League, sino por su frustrante fin. Habiendo llegado, con serias opciones, muy lejos en Copa del Rey (semifinalista con un buen resultado para el partido de vuelta en el Metropolitano), Liga (líderes a la conclusión de la primera vuelta) y Copa de Europa (octavofinalista con otro buen resultado para el partido de vuelta también en casa) tras unos espectaculares meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, unas desastrosas semanas de marzo y abril dieron al traste con las aspiraciones del Atlético de Madrid en las tres competiciones. A los desaciertos deportivos (groseros e inoportunos: Galán, Barrios, Correa, Lenglet…) se sumaron los de la dirección deportiva (que se equivocó decidiendo no reforzar el equipo en la ventana invernal y, cuando vino el bache, ya era demasiado tarde para enmendar el error) para terminar dando al traste con un año ilusionante en el que, si no títulos, al menos sí se alcanzaron importantes hitos individuales y colectivos como el sexto Trofeo Zamora para Jan Oblak (que le acredita como el mejor portero de la historia de la Liga española) y el récord de remontadas y de partidos ganados en los descuentos en Liga, así como el de victorias consecutivas desde la fundación del club colchonero. Por decimotercer año consecutivo se logró la clasificación para Liga de Campeones (con la consiguiente garantía de ingresos, más aún con el nuevo formato que asegura jugar dos partidos más que con el anterior). Pero fue terminando en tercera posición con unos discretos 76 puntos y a demasiada distancia del campeón y subcampeón. Escaso bagaje que se viene repitiendo desde el año 2021, lo cual no es óbice para poner de manifiesto que, una temporada más, el Atleti sufrió el consabido atropello a base de las injusticias extra deportivas de rigor (arbitrajes, presiones, campañas…) que hay que añadir a la ya larga lista de vituperios y tropelías anticholistas. Confiemos en que no haya que añadir un suplido a este post tras el Mundial de Clubes de la FIFA que se celebrará durante los meses de junio y julio en tierras de Estados Unidos y que el Atlético de Madrid lo pueda disputar en buena lid.

Rafael Valentín-Pastrana

@rvpastrana

Nota 1: Para ilustrar parte de este post se ha recurrido a tuits de tuiteros como @FCB_nenn, @imanoleg_, @finallyxpablo, @AtletiOnTop, @NunkDejesDCreer, @doniphon62, @rickisimus, @josetefel, @Reycholosimeone, @LxoMessismoFCB, @SenadoAtletico y @jorgecrespocano. Mi agradecimiento a todos ellos por haberme dado, con sus tuits y su talento, ideas y datos para reforzar el catálogo de tropelías cometidas contra el Atleti durante la temporada 2024-2025.

Nota 2: El título de este post es un homenaje a un conocido libro para melómanos que recoge los exabruptos musicales que compositores hoy intocables y consagrados (desde Beethoven a Stravinsky pasando por Debussy o Mahler) recibieron injustamente de periodistas y críticos de su momento y a los que el tiempo ha puesto en su lugar: Repertorio de vituperios musicales (Nicolas Slonimsky, 1953).

Un comentario el “Repertorio de vituperios anticholistas y catálogo de tropelías contra el Atleti durante la temporada 2024-25

  1. Anónimo
    junio 1, 2025
    Avatar de Desconocido

    es una pasada el relato de los hechos. Para enmarcar y guardar

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Esta entrada fue publicada en mayo 25, 2025 por en Atlético de Madrid, Fútbol y etiquetada con , , , , , , .

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